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Jeny Pascacio /Diario de Chiapas

Después de incansables reuniones informativas, bloqueos y campaña de difusión, pobladores del municipio Emiliano Zapata lograron acordar con ejidatarios, cerrar definitivamente el balneario del ojo de agua perteneciente a la reserva El Canelar.

“En la asamblea de fin de mes en la casa ejidal del municipio Emiliano Zapata por mayoría de votos de ejidatarios decidieron cerrar como balneario el ojo de agua y para que se quede como fue desde el principio: un área natural protegida”.

La organización Canelos 20, Huellas 20 de noviembre-RAPS’, Defensoría Animal Moc AC, docentes, ejidatarios, posesionarios y pobladores sostuvieron el diálogo en el que proporcionaron detalles y pruebas de la contaminación por la edificación de dos fosas sépticas y la gran cantidad de basura acumulada por los visitantes.

Los defensores de la reserva señalan que en tan solo un fin de semana lograron contabilizar a alrededor de mil personas, sin que el lugar cuente con el manejo adecuado del plástico y demás desechos que fueron depositados en los alrededores, donde también encontraron materia fecal.

En una publicación en redes sociales, los grupos involucrados aceptaron que la clausura es la mejor decisión para proteger el vital líquido.

Por ahora, esperan los resolutivos del acta de asamblea “para darle la formalidad y oficialidad del gran triunfo de la población; seguiremos trabajando para restaurar el área natural protegida, se solicitarán mesas de trabajo con las autoridades ejidales y municipales”.

Desde hace varios días, los habitantes iniciaron una limpieza en la zona, aunque señalan que la tarea es interminable considerando la gran cantidad de basura que se acumuló durante tres años que se mantuvo abierto el balneario.

De acuerdo con los antecedentes, los comercios que ahí funcionaban se dedicaban a la venta de alimentos envasados, cigarros y cervezas. “Se recogió muchos tipos de residuos inorgánicos que contaminan directamente a nuestra reserva El Canelar”.

En las mismas redes hacen llamados a la población, “no logramos terminar de limpiar toda el área de la reserva por el exceso de basura que no alcanzaron ni los costales, así que estense pendientes para la siguiente invitación de limpieza”.

Desde 1995 la zona está sujeta a la conservación ecológica pues cuenta con una vegetación de bosque tropical caducifolio en una extensión de 89 hectáreas. Antes de esa fecha, el lugar era conocido como ‘la pozona’ y solo tenía agua en temporada de lluvias. Después de 1977 cuando se llenó el vaso de la presa Belisario Domínguez, mejor conocida como ‘La angostura”, la fluidez del vital líquido fue constante.

El antropólogo Faustino Herrera, integrante de la organización antes mencionada, explicó a pesar de ser un área pequeña dentro de los polígonos de la reserva, fue destruida en menos de tres años y eso preocupa a los expertos en conservación.

La reserva originalmente estaba administrada por el Cobach 20 de Noviembre y ejidatarios, pero en 2018 con la municipalización, los ejidatarios pelearon por la administración del balneario; se negaron seguir las reglas y convirtieron el lugar en una fuente de ingresos económicos que se estableció e inauguró durante el gobierno de Manuel Velasco Coello.

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