M de R / Tapachula
Bien dice el dicho que a río revuelto… ganancia de pescadores; esto lo tiene muy claro la flamante delegada del Instituto Nacional de Migración (INM), Yadira de los Santos Robledo, quien aprovecha muy bien todo el relajito que ha originado la pandemia del coronavirus para despedir a cuanto trabajador del INM se deje, todo para incrustar a sus familiares y amigos más allegados, sin importarle dejar sin el sustento a las familias de esas personas que echa a la calle.
Mientras su padre, Roberto de Los Santos Cruz, se la pasa dándose golpes de pecho y ayudando a la iglesia católica por el bien de su prójimo, a Yadira de los Santos Robledo no le importa dejar sin trabajo a los agentes del INM y que sus familias pasen penumbras.
Los denunciantes, quienes pidieron mantener su identidad en el anonimato para evitar mayores represalias, señalan que la funcionaria de la Secretaría de Gobernación, se la pasa gritando a los cuatro vientos que aquel agente que no acceda a sus caprichos será removido de su cargo, tal como lo hizo con más de un agente, a quienes mandó a descansar a su casa con el pretexto de protegerse del coronavirus; sin embargo, su verdadera intención es demostrar el abandono de trabajo para despedirlos y ocupar las plazas con sus familiares.
Los trabajadores del INM hacen un llamado enérgico de auxilio al gobierno de Andrés Manuel López Obrador, para que ponga fin de una vez por todas a este “calvario” que han venido sufriendo desde el momento en que la “mujer maravilla de Hollywood” llegó a este puesto, donde sólo ha demostrado su soberbia y nepotismo y a pesar de todas las denuncias que obran contra ella, hasta el momento nada han hecho las autoridades y la siguen manteniendo en el puesto.
