• Spotify
  • Mapa Covid19

Opinión Médica

Dr. Guillermo Flores Flores. drguiff@yahoo.com.mx, drguiff@gmail.com

Algo más sobre la Enfermedad de Chagas

La enfermedad de Chagas lleva el nombre de Carlos Chagas, un médico e investigador brasileño que el 14 de abril de 1909 diagnosticó la enfermedad en una persona por primera vez. Por tal motivo el 14 de abril, se celebra el Día Mundial de la Enfermedad de Chagas. La enfermedad se transmite principalmente a través de un insecto vector (se han reconocido más de 150 especies de triatomidos), un mecanismo común de transmisión involucra el contacto de madres a hijos, a través de transfusión de hemoderivados y de trasplante de tejidos no controlados y por ingesta de alimentos contaminados (zumos de frutas principalmente). Si a estos factores relativos a la biodiversidad de la enfermedad se le añaden los últimos flujos migratorios, las rutas comerciales de los actuales países emergentes y la modernización de los métodos de transporte, es fácil entender la dificultad en controlar esta enfermedad y el efecto de la globalización en su distribución. Un fenómeno común en México y especialmente en Chiapas es la presencia de masas sociales migratorias en las que no existe un control sanitario suficiente para estimar la posible transmisión de la enfermedad a su paso por las regiones de transito obligado.
La enfermedad de Chagas es una enfermedad infecciosa causada por como ya mencionamos por un parásito protozoario (Trypanosoma cruzi). Sin embargo, esta afección es el resultado de un problema de salud complejo típico de las enfermedades tropicales desatendidas y de las enfermedades socialmente determinadas. Un diagnóstico erróneo o tardío con un tratamiento y seguimiento inexistentes o incompletos puede hacer que esta infección sea potencialmente letal.
Se estima que entre 6 y 7 millones de personas en todo el mundo están infectadas por T. cruzi, lo que provoca aproximadamente 12 000 muertes cada año. A pesar de ser una afección de creciente presencia mundial, la enfermedad de Chagas se da principalmente en áreas endémicas de 21 países continentales de América Latina, donde la transmisión está relacionada en gran medida con la presencia del vector. Actualmente se considera que hay unos 75 millones de personas en riesgo de infección.
Hubo un tiempo en que la enfermedad de Chagas se limitaba por completo a las zonas rurales continentales de las Américas. Debido al aumento de la movilidad de la población, la mayoría de las personas infectadas viven ahora en entornos urbanos, y la infección se ha detectado en 44 países (entre ellos el Canadá, los Estados Unidos de América y muchos países europeos y algunos del Pacífico Occidental, África y el Mediterráneo Oriental).
En América Latina, el parásito T. cruzi se transmite principalmente por contacto con las heces o la orina infectadas de triatominos que se alimentan de sangre. Por lo general, estos insectos viven en las grietas de paredes y tejados de casas y estructuras circundantes, como gallineros, corrales y almacenes, en zonas rurales y suburbanas. Normalmente permanecen ocultos durante el día y entran en actividad por la noche para alimentarse de la sangre de animales y seres humanos. En general, pican en zonas expuestas de la piel, como la cara, y defecan u orinan cerca de la picadura. Los parásitos penetran en el organismo cuando la persona que ha sufrido la picadura se frota instintivamente, haciendo que las heces o la orina entren en contacto con la picadura, los ojos, la boca o alguna lesión cutánea abierta. T. cruzi también puede infectar a los animales; las zarigüeyas comunes se consideran uno de los reservorios silvestres de la infección más importantes.
El parásito T. cruzi también puede transmitirse:

  1. por consumo de alimentos contaminados por el parásito a través del contacto, por ejemplo, con heces u orina de triatominos o zarigüeyas comunes infectados; este tipo de transmisión suele causar brotes;
  2. durante el embarazo o el parto;
  3. a través de transfusiones de sangre o de productos sanguíneos;
  4. a través de trasplantes de algunos órganos (como el corazón o el riñón); y
  5. por accidentes de laboratorio.
    La enfermedad de Chagas tiene dos fases. La fase aguda inicial dura unos dos meses tras la infección. Aunque un gran número de parásitos pueden circular en la sangre, en la mayoría de los casos no aparecen síntomas o estos son leves e inespecíficos (fiebre, dolor de cabeza, ganglios linfáticos agrandados, palidez, dolor muscular, dificultad para respirar, hinchazón y dolor abdominal o torácico). Con mucha menor frecuencia, las personas picadas por un triatomino presentan los signos iniciales visibles característicos, que pueden ser una lesión cutánea o una hinchazón amoratada de un párpado.
    Durante la fase crónica, los parásitos permanecen ocultos principalmente en los músculos cardiaco y digestivo. Entre uno y tres decenios después de la infección, hasta un tercio de los pacientes sufren trastornos cardiacos y uno de cada diez presenta alteraciones digestivas (típicamente, aumento del tamaño del esófago o del colon), neurológicas o mixtas. Con el paso de los años, la infección puede causar muerte súbita por arritmias cardíacas o insuficiencia cardiaca progresiva como consecuencia de la destrucción del sistema nervioso y del músculo cardiaco.
    La enfermedad de Chagas puede tratarse con benznidazol o con nifurtimox. Ambos medicamentos matan el parásito y son plenamente eficaces para curar la enfermedad si se administran al comienzo de la fase aguda, también considerando aquellos casos comprendidos a través de transmisión congénita. Sin embargo, su eficacia disminuye cuanto más tiempo lleve una persona infectada; además, las reacciones adversas son más frecuentes en la edad avanzada. El tratamiento también está indicado en el caso de los pacientes con reactivación de la infección (por ejemplo, por inmunodepresión) y al principio de la fase crónica, en particular para las niñas y mujeres en edad fértil (antes o después del embarazo) con el fin de evitar la transmisión congénita.
    Se debe ofrecer tratamiento a los adultos infectados, especialmente a los que no presentan síntomas, dado que el tratamiento antiparasitario también puede evitar o frenar la progresión de la enfermedad. En otros casos, los posibles beneficios del tratamiento a la hora de prevenir o retrasar el avance de la enfermedad de Chagas deben sopesarse frente a la duración del tratamiento (hasta dos meses) y las posibles reacciones adversas (que se presentan en hasta un 40% de los adultos). El benznidazol y el nifurtimox no deben administrarse a las embarazadas ni a las personas con insuficiencia renal o hepática. El nifurtimox también está contraindicado en personas con antecedentes de trastornos neurológicos o psiquiátricos. Además, se requiere un tratamiento específico de por vida y un seguimiento de las manifestaciones cardiacas, digestivas o neurológicas.
    A causa del gran número de animales silvestres que sirven de reservorio a este parásito en las Américas, la infección no puede erradicarse. En vez de ello, las metas de salud pública consisten en la eliminación de la transmisión a humanos, el acceso temprano a la atención de salud y el seguimiento de por vida de las personas infectadas.
    Un aspecto dramático de la enfermedad en términos generales es el hecho de que no hay vacuna para prevenir la enfermedad. El parásito T. cruzi puede infectar a muchas especies de triatominos, la mayoría de los cuales se encuentran en las Américas. El control de vectores ha sido el método más eficaz de prevención en América Latina. El tamizaje sanguíneo es necesario para prevenir la infección a través de transfusiones y trasplantes de órganos y la transmisión congénita, así como para aumentar la detección y la atención de la población afectada en todo el mundo.
    Según la zona geográfica, la OMS recomienda los siguientes métodos de prevención y control:
  6. elaboración de materiales y actividades de información, educación y comunicación, contextualizados para los diferentes escenarios y actores, y basados en el enfoque de «Una sola salud»;
  7. rociamiento de las casas y sus alrededores con insecticidas de acción residual;
  8. mejora de las viviendas y su limpieza para prevenir la infestación por el vector;
  9. medidas preventivas personales, como el empleo de mosquiteros y buenas prácticas
    higiénicas en la preparación, el transporte, el almacenamiento y el consumo de los
    alimentos;
  10. tamizaje de la sangre donada;
  11. pruebas de tamizaje en órganos, tejidos o células donados y en los receptores de
    estos;
  12. el acceso temprano al diagnóstico, el tratamiento y el seguimiento; y
  13. tamizaje de recién nacidos y otros hijos de madres infectadas.
    Se ha calculado que el costo de atender médicamente a pacientes con manifestaciones cardiacas, digestivas, neurológicas o combinadas crónicas de la enfermedad es más de un 80% superior al de fumigar con insecticida de acción residual para controlar los vectores y prevenir la infección.
    Los profesionales de la salud que trabajan en el primer nivel de atención (atención primaria de salud) tienen un papel clave en el fortalecimiento de la detección, el tratamiento, el seguimiento y la notificación de casos.
    Es de suma importancia evaluar los medios de diagnóstico disponibles (incluidas las pruebas serológicas o de quimioluminiscencia rápidas y las pruebas de biología molecular) y los algoritmos más eficaces en relación con los costos es fundamental para mejorar la detección temprana de casos.
    Además, debido a que se trata de una padecimiento relativamente oculto en cuanto su aceptación en la comunidad es muy necesario promover los estudios biomédicos, psicosociales y ambientales centrados en los determinantes y los factores de riesgo de la enfermedad de Chagas es esencial para identificar métodos novedosos de prevención y control.
    La enfermedad de Chagas como ya lo mencionamos es causada por el parásito Trypanosoma cruzi. Por lo general, se transmite a través de insectos infectados que chupan la sangre, llamados triatominos. También se conocen como vinchucas (o en ciertas zonas como “chinche gaucha”, “chinche besucona”, “chupadora”, “voladora”, “barbeiros” o “chipos”) porque a menudo muerden la cara de las personas. Cuando uno de estos insectos pica, deja excrementos infectados. Puede infectarse si se rasca en los ojos o la nariz, la herida de la picadura o un corte. La enfermedad de Chagas también puede propagarse a través de alimentos contaminados, una transfusión de sangre, un órgano donado o de la persona gestante (embarazada) al bebé durante el embarazo.
    Las vinchucas se pueden encontrar en todo el continente americano, pero son más comunes en ciertas áreas. Las personas con mayor riesgo de contraer la enfermedad de Chagas: Viven en zonas rurales de Latinoamérica Han visto los insectos, especialmente en esas áreas que se han quedado en casas con techo de paja o con paredes con grietas
    Al principio, puede no haber síntomas. Algunas personas tienen síntomas leves, como:
    · Fiebre
    · Fatiga
    · Dolor de cuerpo
    · Dolor de cabeza
    · Pérdida de apetito
    · Diarrea
    · Vómitos
    · Sarpullido
    · Párpado hinchado
    En general, estos primeros síntomas desaparecen. Sin embargo, si no trata la infección, ésta permanece en el cuerpo. Más tarde, puede causar graves problemas intestinales y cardíacos
Compartir:

Última hora

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *