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Luto para las chuntá, muere la tía They

  • En redes sociales se dio a conocer el fallecimiento de este personaje popular

Karla Gómez/ Diario de Chiapas 

Tuxtla Gutiérrez, Chiapas.- La tarde de este domingo se dio a conocer a través de las redes sociales el fallecimiento de Esther Noriega, conocida como la tía They.

Este personaje popular e icónico de Chiapa de Corzo, creó desde hace más de 25 años una pandilla diversa en donde no existía la discriminación, en donde todos y todas hacían de su casa, una de las sedes de la Fiesta Grande de Chiapa de Corzo.

Sentada en uno de los sillones de su sala, ella esperaba a los chuntá, quienes en compañía de amigos y familiares, se vestían de uno de los personajes de la leyenda  de María de Ángulo.

Permanecía rodeada de imágenes que varios fotógrafos le han obsequiado, que permiten ver las huellas del festejo, de la alegría y del canto de su corazón por esta fiesta tradicional. Ella era maquillada por una señorita. Sus párpados se iban llenando de un color rosa fuerte. Los labios tomaban un tono discreto.

Con una voz cálida y con acentuación de líder, ella les decía “no estén en la calle hijos, pásenle, aunque sea un pedacito hay para que estén y se cambien».

Fue el 2020, el último año que la tía They se llenó de colores y arrechura, y el estruendoso sonido de los chinchines y de los cuetes hicieron de la noche el rostro de la algarabía.

Para este 2021, derivado de la pandemia a causa del Covid-19, informó que cancelaba su participación en una de las fiestas más tradicionales del pueblo mágico. Por lo que reiteró que volvería a la fiesta y a la “arrechura» hasta que la situación lo permitiera.

No obstante, algunos integrantes de la pandilla de la Tía They organizaron un evento en el mes de enero, en donde compartieron su sentir y su experiencia en pertenecer en este grupo. Asimismo, presentaron la canción “El son de la Orquídea” de Miguel Valenzuela, quien escribió la canción en homenaje a la Tía de Chiapa de Corzo.

“Cada Chuntá ocupa un pedacito de mi corazón”, decía la mujer quien desde los ocho años de edad se vestía y salía con la pandilla de doña Victoria Molina.

Posteriormente, creó su propio grupo con 35 integrantes, entre ellas sus sobrinas: Blanca, Lidia, Maggie y Tito; así también, incluyó a Roberto Falconi. 

Ahora, forma parte de la historia colectiva de un pueblo que la vio, la escuchó y conoció, pero sobre todo, desde ahora habitará por siempre en el corazón del río grande.

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