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500 años de mestizaje en Chiapa

Marco A. Orozco Zuarth cronistasdechiapas@hotmail.com

(Tercera y última parte)

Luis Marín y sus soldados se regresaron y dejaron a Andrés de Mecina como representante, con algunos mexicas y tlaxcaltecas. Desde la Villa del Espíritu Santo mandarían cobradores periódicamente y soldados para capturar a indígenas que llevarían a Espíritu Santo, para venderlos como esclavos y de ahí financiar la compra de armas. Francisco de Marmolejo tenía esa misión, contra la que lucharía años después Fray Bartolomé de Las Casas, logrando que la Corona decretara las Leyes Nuevas, mismas que son derogadas tiempo después.
En 1528, el gobernador de la Nueva España, Alonso de Estrada, envió a Diego de Mazariegos, llegando el primero de marzo a Chiapan (Napiniaka), trazan el poblado español y el 31 se trasladaron al valle de Hueyzacatlán para trazar la otra Villa Real; ahí se avecindaron 21 españoles y cientos de mexicas y tlaxcaltecas.
Un tercer grupo llegó con Pedro de Portocarrero desde Santiago de los Caballeros, Guatemala, en 1527 y se asentó cerca de lo que hoy es Comitán; sin embargo, Diego de Mazariegos disolvió este asentamiento. Portocarrero y varios de sus soldados se regresaron y diez de estos se van con Mazariegos a Ciudad Real.
El cuarto grupo fue el de Juan Enríquez, enviado por el primer presidente de la Audiencia de México, Nuño de Guzmán en 1529 y se avecindaron 3 españoles.
Mazariegos establece el primer cabildo y así se empieza a poblar la Villa Real con apellidos como Mazariegos-Estrada; Villareal, de la Torre, Luna, Aguilar, Morales, Hernández, Chávez, Domínguez, Gil, Orduña, López, Orozco, Solórzano, Cortés de Velasco, Tovilla, Muñoz, etc.
En 1536, varios españoles solicitaron a la Corona que legitimaran a sus hijos que habían tenido con indias tlaxcaltecas y mexicanas, dado que se expidió un ordenamiento que autorizaba heredar las encomiendas a los hijos legítimos.
Desafortunadamente no se tienen registros de los mexicas, tlaxcaltecas y tsosiles, que además casi todos perdieron sus apellidos, no así los zoques y chiapas.
Esto es solo un panorama general que invita a estudiar y conocer nuestra historia y apuntar hacia otras miradas; por ejemplo, desde los procesos culturales y sociales, desde la perspectiva feminista, desde la óptica de los vencidos, desde los mitos y leyendas, desde una visión más amplia que englobe varios horizontes.
Esa es la invitación para recordar y recrear aquellos hechos de hace 500 años.

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