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Jorge Alberto Rincón Acebo jorgearinconacebo@gmail.com

Cuaresma y Semana Santa permanente

¿En dónde está el amor?
Oculto en la carencia hacia sí mismos.
El agua es insustituible para producir vida.
Es la guerra del agua explicada por múltiples autores, solo cito a Alvin Toffler en los 70, en La tercera ola.
Se beatifica, estupidizando a los 8,000 millones de seres humanos, por gobiernos.
La masa y gobiernos son incapaces de sembrar, cuidar, reforestar, 8,000 millones de plantas.
Pero sí destruirlas y quejarse de la falta del agua, de las olas de calor.
Después, sin hacer nada, pedirle a la divinidad -llámese Alá, Osiris, Brahma, Yahveh, Jehovah- realice un milagro.
Maravillosamente milagroso sería cuidar un ser vivo vegetal esta Cuaresma y Semana Santa, y hacerlo por la vida restante.
El agua es insustituible para producir vida, en consecuencia, nutrientes para los depredadores humanos en la permanente autodestrucción de la biosfera.
En corto tiempo, para sobrevivir, los humanos serán depredadores de los seres humanos. Retornando a la época de oro de Atacapuerca cuando humanos, neandertales y cromañones, se comían unos a otros durante 70 mil años.
¿Dónde estaban o están Alá, Yahvé, Jehová?
Hagamos una Cuaresma y una Semana Santa de buenas acciones permanentes, cotidianas.
Si no, caemos en la autonegación de bendiciones y buenos augurios, llamados milagros.
Así como se logró prohibir la publicidad de cigarros y bebidas, ¿es válido promover el consumo de alimentos chatarra?
Llevan a los ansiosos, deprimidos y carentes de autoevaluación por ansiedad.
¿Se deben prohibir la promoción? Se ha avanzado poco, agregado desde el 2020 la cantidad de grasas, azúcares y su peligrosidad para favorecer diabetes, obesidad, ateroesclerosis, infartos cerebrales, cardiacos, mesentéricos, en extremidades y embolias pulmonares mortales.
Coadyuvados por la aplicación de las vacunas anticovid, de las dos empresas farmacéuticas más importantes.
La Cuaresma y Semana Santa, deben ser permanentes en la conciencia de amor propio y en consecuencia, a la biosfera.
El médico soñador y profesional de la salud, debe aspirar se legisle en todo restaurante o expendiendo alimentario, ofrecer en primer lugar, bebidas naturales como naranjada, limonada, horchata, agua de sandia, mandarina, guayaba, papaya, en su temporada de producción, para evitar encarecerlos. Llevando como valor agregado minerales, vitaminas y antioxidantes.

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