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Por un dedo chiquito no fui rockstar (Learn to fly)

Francisco Félix Durán
Tuxtla Gutiérrez, Chiapas
El viernes 25 de abril, falleció Taylor Hawkins en un hotel de Colombia. Esa noche los Foo Fighters se presentarían en Bogotá, pero decidieron cancelar su gira mundial debido a la lamentable perdida del baterista de 50 años, las autoridades locales informaron que se encontraron más de 10 tipos de drogas en su cuerpo.
La muerte de Hawkins caló a quienes crecimos con la música de esta gran banda, pero también me hizo recordar un sueño que tuve de adolescente: convertirme en rockstar. Sabía que mi voz era pésima, pero podía componer y tocar como Noel Gallagher en Oasis, incluso Dave Grohl no inició siendo vocalista. Mis papás me compraron una guitarra acústica Cinco Pinos y una eléctrica roja marca Fender, la primera aún la conservo y a la segunda le rompí el tremolo.
Mis cursos de guitarra los llevaba en los talleres impartidos en el Centro Cultural Jaime Sabines, allá por el 2003. Todo iba viento en popa hasta que, aprendiendo a tocar los círculos, descubrí algunos acordes en donde mi meñique era necesario y ¡oh sorpresa!, por ese pequeño dedo mi sueño se vio ofuscado.
En el año 1993 existía una promoción de la Pepsi llamada “¿Cómo se llama el chimpancé?”, en donde las tapas de sus refrescos contenían la imagen de un monito con su respectivo nombre, si este coincidía con el anunciado en la televisión, el premio marcado en ella sería tuyo. Cabe destacar que, en los 90’s, las mejores promociones publicitarias eran de esta empresa, basta con recordar los “Pepsilindros” y las “Pepsicards”.
Cierta tarde al regresar de la primaria, anunciaron el nombre del chimpancé ganador y yo lo tenía. Inmediatamente corrí a donde guardaba mis tapitas: el lugar secreto era un macetero colgante con flores artificiales. Sobre una silla y de puntitas, estiré la mano para palpar las fichas y al sacarlas me faltaba un tercio del dedo meñique izquierdo. Afortunadamente, mi madre me llevó a una clínica y no se olvidó de la parte faltante, ahí me la volvieron a colocar y prometí hacer ejercicios que nunca realicé, razón por la que no puedo enderezar el meñique y tampoco presionar las cuerdas de la guitarra con él.
¿Qué me cortó el dedo? Mi mamá guardó en el macetero una navaja de afeitar, consideró que era un lugar fuera de mi alcance; lamentablemente ¡yo pensé lo mismo! Con el tiempo aprendí que debes hacer caso al médico y que para ser un rockstar no hace falta ser músico, sino vivir feliz. Si se preguntan si sé tocar, literalmente “en la guitarra solamente yo me sé el círculo de sol”.

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