Roger Heli Díaz Guillén
Chiapa de Corzo, Chiapas
Desde el año 1983, la UNESCO declaró el 18 de abril como el Día Internacional de Monumentos y Sitios, con el objeto de sensibilizar a la población mundial sobre la importancia de la conservación y protección de estos; siendo su primera celebración oficial internacional hasta el año del 2001, con el eslogan “Salvar a nuestros pueblos históricos”, que hace 23 años y en el contexto que transita hoy en México, la educación y el proceso de reforma para reconocer a los pueblos indígenas y afro mexicanos como sujetos de derecho público, enfatizando como lema el concepto de pueblos históricos vinculado a pueblos originarios; resulta sustantivo reconsiderar dicho lema en la celebración de este 2024 porque considera a los pueblos históricos, culturales, campesinos, indígenas y afro mexicanos, que ocupan más del 60% del territorio nacional donde se localiza el monumental histórico, estructural y arqueológico, que forma parte del patrimonio nacional.
Es de reconocer la poca información ciudadana respecto al tema, destacando el valor que representa para la vida humana en los mundos específicos y global de los colectivos sociales, los monumentos y sitios históricos que por su belleza arquitectónica o creación, forman parte de los territorios a los que se pertenece y se es parte como identidad, destacando que dichos espacios son compartidos, cuando existe declaratoria de ello por parte de la UNESCO para ser considerado patrimonio cultural del mundo; y los que “no son compartidos” por declaratoria pero sí en la hermandad de pueblos que existen en México que han sido olvidados del interés público y político en lo que lleva de su celebración, 23 años.
Los tiempos actuales son propicios para trabajar en la protección, salvaguarda y sostenibilidad de los patrimonios y sitios históricos compartidos, como el caso de Chiapas con: Palenque y su riqueza arquitectónica; pueblos históricos y culturales como San Cristóbal, Chiapa de Corzo, Comitán, Chamula, Ocozocoautla, entre otros no menos importantes, declarados pueblos mágicos; su riqueza en sitios arqueológicos abiertos al público y su gran mayoría con evidencias no atendidas por falta de presupuesto o porque no les tocó estar cerca de un mega proyecto de estado, destacando la selva lacandona, donde existen más de doscientas evidencias de sitios arqueológicos que no son Yaxchilán, Bonampak o Palenque, como lo comentan los hermanos lacandones que han caminado la mayor parte de selva de Chiapas que aún queda.
Los monumentos y sitios se oficializan a partir de declaratorias de zonas de monumentos y sitios históricos del siglo XVIII hacia atrás que realiza el gobierno federal, dejando de atender en el universo territorial de Chiapas la existencia de evidencia de monumentos y sitios arqueológicos localizados en propiedad social ejidal y comunal de ejidos, pueblos y comunidades campesinas, indígenas y afro mexicanas; así como sitios ceremoniales de gran valor histórico y convergencia humana y sitios culturales mixtos como el Cañón del Sumidero, que tiene un contenido histórico, cultural, geológico, hídrico y biodiverso, de gran valor y belleza paisajística excepcional.
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