• Spotify
  • Mapa Covid19

Difícil, aceptar la muerte

Dr. Jorge Alberto Rincón Acebo

Tuxtla Gutiérrez, Chiapas

Existe la vida y la muerte. La vida a través de la muerte: sin muerte, se carecería de alimentos. ¡Nadie está exento a morir, quien nace debe fenecer! A la muerte mejor no buscarle explicaciones, ambas (vida y muerte) son inesperadas y complementarias. ‘¿Por qué murió? ¡Es una persona que no hace daño!’. Si es cristiano, dirá que es a causa del pecado original. Si supone que existe reencarnación, por el karma arrastrado de existencias anteriores. O si murió joven, que había terminado su evolución en este mundo.

Se evade aceptar que es a consecuencia de los actos: a dos días de saber las consecuencias de la festividad del Día del Niño, a doce del festejo del Día de la Madre, el incremento de enfermos graves por el coronavirus. El lunes 11 de mayo compartieron video del pasillo aledaño al depósito de cadáveres hospitalario en que se ven más de veinte camillas con cuerpos etiquetados envueltos en una sábana, en espera de que se realicen los trámites. Preguntan: ‘¿Por qué se acumulan los cuerpos? ¡Se deben entregar de inmediato a los familiares!’. ¡No es tan sencillo! Aunque esté grave, nadie está esperando que se le muera un familiar, al fallecer se resiste a aceptarlo. Se acerca al cuerpo, sabe bien que hace minutos estaba vivo, lo siente tibio, poco a poco se va enfriando, cuando está helado es más impactante, la vida se ha escapado hace horas. ¡Jamás estará vivo! Si es la madre, percibe que ese cuerpo se desintegrará: él proviene del óvulo fecundado por el esperma del padre. Luego, es necesario llenar el certificado médico, lleva su tiempo, sobre todo cuando fallece en un turno en que su médico tratante no está de guardia. Se tiene que leer el expediente para poner datos veraces. Ahora, si hay varios fallecidos… o graves… o se carece de dinero… o no hay acta de nacimiento… todo esto demora la salida de los cuerpos del hospital. ¡La vida es así! Con la pandemia del coronavirus se debe uno de despedir del familiar cuando ingresa a terapia intensiva: de no sobrevivir, no lo volverá a ver. El cuerpo, por medidas de seguridad sanitaria, debe permanecer sin descubrir. Se debería incinerar por cuestiones legales, auqnue lo ideal sería enterrarlo. En México, hasta este momento la familia tiene la opción de cremarlo. Se debe enseñar a aceptar a la muerte como parte de la vida.

Compartir:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *