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Fray Matías de Córdova, aniversario luctuoso

Roque Gil Marín Vassallo
Comitán, Chiapas
El padre dominico, doctor Fray Matías Antonio Córdova Ordoñez, Libertador de Chiapas y Centro América, nació el 17 de marzo de 1766 en la Villa de Tapachula, ubicada en la Costa de Chiapas. Falleció el 17 de octubre de 1828 en el Convento de Santo Domingo de Guzmán, en Chiapa de los Indios (hoy de Corzo), donde fue recluido “Por Mandato Supremo” del Tribunal de la Santa Inquisición, sentenciado a cadena perpetua eterna para que no fuera fusilado, decapitado y expuesta su cabeza en un lugar público, por haber dado el Grito de Independencia y de Libertad para todos los pueblos centroamericanos, el 28 de agosto de 1821 en Comitán, Chiapas, México.
Los restos y el alma del Padre Córdova no han encontrado la paz y el descanso eternos. Con su sacrificio, hoy disfrutamos los pueblos que bajo su influencia, lograron la Abolición de la Esclavitud que durante 300 años padecimos bajo la espada y la cruz de los españoles.
El Ex-convento y el templo de Santo Domingo de Guzmán, de Chiapa de Corzo, recibieron al prisionero y atestiguaron al condenado a cadena perpetua-eterna, donde bajo el falso cargo de Primer Prior, fue recluido el fraile tapachulteco. No podía salir a la calle, ni oficiar misas, hablar con nadie ni escribir absolutamente nada y allá murió en la más fría soledad. Hasta la fecha, no ha sido perdonado ni menos liberado de su condena, la que aún sigue cumpliendo.
Sometido y enjuiciado a los escalofriantes tribunales del terrorífico Santo Oficio -mejor conocido como La Santa Inquisición- que encontraron en el obispo de Valladolid (Morelia) Michoacán, Monseñor Antonio Abad y Queipo, a su máximo exponente de la crueldad sanguinaria y del odio iracundo para juzgar a “los revoltosos y perjurios” sacerdotes católicos de la Nueva España, como Miguel Hidalgo, Morelos, Matamoros y Abasolo, quienes motivados por las injusticias, el llanto y la humillante condición de sus hermanos indios y mestizos, gestaron y realizaron el movimiento de independencia para librarlos de tan lamentable situación, y a quienes Abad y Queipo condenó sin piedad a una prisión perpetua, luego de fusilarlos y decapitarlos; y sus principios sirvieron de modelo de juicio de otros “revoltosos” en otros territorios de la corona española en América.
Solo que en 1828, México ya era libre e independiente y Chiapas estaba unido a esta nación, que había dejado de ser un Imperio gobernado por Agustín I (Iturbide). El 4 de octubre de ese año promulgó su primera Constitución Política y se convirtió en una República Federal y Democrática, con el arribo del Gral. Guadalupe Victoria como su Primer Presidente electo y de inmediato sometió al imperio de la Ley a todos los organismos civiles, militares y religiosos, en todo el país.
Por lo anterior, el Obispo de Chiapas, Monseñor Salvador San Martín, quien apreciaba de sumo a Fray Matías, no aplicó los principios del Obispo Abad y Queipo para condenar al Padre Córdova y lo sentenció a la reclusión eterna, a cadena perpetua, en el Convento Dominico en Chiapa de los Indios (hoy de Corzo), a partir del año 1826; y fue aquí donde aquel güerito regordete, de mediana estatura (1,65 m), cabello rubio fragante que irradiaba un exquisito calor de su sangre costeña, de ojos saltones inmensamente azules en los que se veía un mejor cielo para sus hermanos chiapanecos y centroamericanos, de nariz platirrina (medio chato) que reflejaban su natural astucia, de barba recortada y labios carnudos con los que se expresaban sus dotes de bonachón, platicador e ingenuo, llegó al final de su existencia -la que no acabó con su condena- y sus restos fueron encarcelados en una cripta de mármol gris para que siguiera purgando su sentencia. La colocaron dentro del templo dominico para que su alma no alcance el perdón divino y para que sea excluido de la promesa de levantarse a una vida eterna, luego del juicio final. ¡Chiapanecos, liberemos a este Gran Libertador!
Fray Matías vivió 62 años y 7 meses exactos, sus padres fueron don Pedro Rafael Córdova (sin la “de”) y doña Josefa Ordoñez (sin la “y”) españoles, y sus hermanos: Pablo, Paulina y Julián. Falleció el 17 de octubre de 1828 de hidropesía y dipsomanía. D.E.P.

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