Hazaña aérea de Francisco Sarabia Tinoco

Roque Gil Marín Vassallo
Comitán, Chiapas
Es algo así como un “imposible”, para mí, aceptar la vigencia de aquella expresión popular que afirma que: “El olvido es señal de desprecio”, con la que se dicen de forma sintética una prolongada serie de ingratitudes, menosprecios e insignificancias para con alguna persona, hecho o acciones que en un tiempo determinado fueron base de progreso, de beneficios o de grandezas para nuestra alma; por lo que en estas fechas es oportuno “resucitar”, “actualizar” o recordar las hazañas heroicas, temerarias, valientes, enaltecedoras, honrosas, que realizó el Capitán Piloto Aviador Francisco Sarabia Tinoco, a quien los chiapanecos de antaño conocieron con el nombre de Pancho Sarabia.
Pancho Sarabia no nació en Chiapas, sino en la Lagunera Ciudad de Lerdo, en el centro norteño estado de Durango, el 3 de julio de 1901, y con base en lo que nos dice el maestro Edgar Robledo Santiago en su bella y útil obra titulada “Valores Humanos de Chiapas”, este grandioso hombrecito supo dar a Chiapas -y a los chiapanecos- mucho más y de lo mejor que tenía, que miles de chiapanecos que jamás le dan nada a nadie y por esto da lo mismo que sean de Chiapas o de cualquier otro lugar del mundo, pero Pancho Sarabia Tinoco, entregó parte de su grandiosa y muy útil existencia para el beneficio y la superación de una buena parte de nuestro pueblo, lo que no hacen miles de chiapanecos de antes y menos de los actuales.
Panchito estudió la primaria en su ciudad natal, luego hizo estudios secundarios en Kansas, City (EUA), regresó y puso un taller de mecánica para maquinaria automotriz, pero motivado por las hazañas de los pioneros de la aviación mundial -como los hermanos Wrigth y otros no menos célebres- regresó a la misma ciudad a estudiar Aviación, Cartografía, Aeronáutica y Mecánica de aviación y ya regresó piloteando un avioncito que puso al servicio de todos los que lo requirieran tanto en la región lagunera como en Michoacán.
En la Sultana del Norte (Monterrey, Nuevo León), instaló la primera escuela de aviación y es aquí donde es contactado por algunos entusiastas chiapanecos que lo invitaron a visitar a nuestro estado, que de forma cordial Panchito aceptó. Cuando vino, dio inicio a sus labores aéreas transportando café y cacao de lugares como Tapachula, Chilón, Yajalón y Motozintla hacia el estado de Tabasco, donde eran exportados hacia países de Europa. De Tonalá, Chiapas, transportaba camarón, pescados y panela hacia el norte del país.
Puso la primera escuela de aviación en Tapachula y fue maestro de varias generaciones de pilotos aviadores chiapanecos a los que les conseguía aviones en Estados Unidos de América, para que trabajaran transportando todo tipo de mercancías, pero especialmente café y cacao. También fundó la Compañía de Servicios Aéreos de Chiapas en 1932 y organizó la Compañía de Transportes Aéreos de Chiapas en 1936, bajo su dirección.
El temerario Capitán Francisco Sarabia Tinoco, se impuso un reto a sí mismo cuando decidió hacer vuelos “imposibles” como de México a Los Angeles, California; a Mérida, Yucatán; y a Guatemala, pero su hazaña grandiosa, que le valió ganarse la eternidad, la hizo el 24 de mayo de 1939, cuando en un tiempo récord de 10 horas con 48 minutos, voló sin escalas entre la Ciudad de México y la entonces lejana ciudad de Nueva York, imponiendo un récord mundial que mucho tiempo nadie igualó, piloteando su avión que se llamaba “El Conquistador del Cielo”, que a su regreso tuvo problemas con sus motores y se precipitó sobre las aguas del grandioso Río Potomac, donde Panchito perdió la vida, pero ganó la eternidad. Salud.

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