(Segunda y última parte)
Dos joyas documentales inéditas…
Krzysztof Sliwa Atlántico, Barranquilla, Colombia
La profesora Vaquero Serrano, del IES Alfonso X el Sabio, Toledo, concluye adecuadamente que:
- «Los dos documentos localizados constituyen una prueba más de que el abuelo paterno, el tío carnal
paterno Juan y el padre del autor del Quijote, eran vecinos de Alcalá de Henares en 1536. - Los escritos que aquí se publican son testimonio de la existencia de esclavos en aquella época, personas que
no eran consideradas tales, sino simples objetos que se podían comprar y vender. Recordemos, como
un ejemplo más, que, en el inventario que se hizo a primeros de 1537 (poco más de dos meses después de
los documentos cervantinos) de los bienes dejados por el poeta Garcilaso tras su muerte, se relacionaron,
entre los enseres de la casa, cuatro esclavos: Román, Hamed, Fátima y Mariquita» mencionados en
Garcilaso…, de M.ª del Carmen de Vaquero Serrano.
A pesar de ello, se documenta que «Catalina, de edad de treinta y tres o treinta y cuatro años, poco más o
menos, con una señal de negro en la barba y otra en el carrillo derecho… ganada de buena guerra». En vista
de ello, surgen dos preguntas: ¿en qué guerra se obtuvo a Catalina?, y ¿en qué guerras participó el licenciado
Juan?
Este tema mencionado en mis estudios fue completamente silenciado por los académicos; ¿por qué? No
obstante, con arreglo a mi búsqueda reforzada por la documentación del licenciado Juan, este pudo obtener
sus esclavos de las siguientes guerras, completamente dejadas en el tintero por los biógrafos cervantinos; ¿por
qué?:
- Guerra de Nápoles (1501-1504); entre 1501-II-19 y 1504-V-29;
- Guerra de la Liga de Cambrai (1508-1516); entre 1508-XII-9 y 1511-III-11; 1512-VII-30 y 1515-V-5;
- Guerra de las Comunidades de Castilla (1520-1522); entre 1520-?-? y 1522-X-15;
- Guerra Italiana (1521-1526); entre 1521-?-? y 1522-X-15, y entre 1525-IV-10 y 1527-IV-30;
- Guerra de la Liga de Cognac (1526-1530), entre 1525-IV-10 y 1527-IV-30, y entre 1527-IV-30 y 1529-IX-
30.
También huelga realzar que el 24 de agosto de 1550, el curtidor Bartolomé Rodríguez se responsabilizó del
criado negro del licenciado Juan, llamado Bernardo de Cervantes, de 25 años, «nacido esclavo, negro o
mestizo», quien, según el excelente biógrafo Alfonso Dávila Oliveda, era hijo de Mari Díaz, amante del
abuelo paterno de Cervantes (A. Dávila Oliveda, Miguel de Cervantes…, vol. II, 13), a liquidarle un ducado
de oro sin confesar la razón de dicha actuación (K. Sliwa, El licenciado Juan…, 182-183). A ciencia cierta,
Juan tuvo dos esclavos, el negro Bernardo y Alonso Gil, y su esposa Leonor poseyó un esclavo, Luis, de color
loro, de 22 años, a quien vendió por 70 ducados al maestro platero Andrés Ortiz en Córdoba. Según la
documentación archivada, es posible que los Cervantes compraran a los esclavos del banquero Diego de la
Haya.
Con todo, de forma extraña, hasta el momento no se ha topado con ninguna licencia de esclavos en la
documentación cervantina, menos aún se ha documentado si Bernardo era hijo del licenciado Juan y de su
criada Mari Díaz, quien según algunos cervantistas provocó la separación de su esposa Leonor porque tenía su
apellido. Empero, el historiador burgalés Dávila Oliveda opina que Bernardo «residente de Córdoba, era tío
paterno de Miguel de Cervantes» (A. Dávila Oliveda, Miguel de Cervantes…, vol. II, 102).
Por lo que atañe a los testigos citados el 22 de octubre de 1536, aclaro que el honrado bachiller Gutierre
Vaca de la Palma -abogado, como el licenciado Cervantes-, fue testigo del alcalde de Toledo, Pedro de
Guzmán, IV señor de Batres y abuelo de Garcilaso de la Vega, cuando este hizo su testamento el 30 de agosto
de 1482 en Toledo; y concerniente a Payo Rodríguez se trata del notario Payo Rodríguez Sotelo, «escribano
de sus Majestades y escribano público de los del número de la ciudad de Toledo», quien, por ejemplo, el 25
de julio de 1529 en Toledo, compareció ante Garcilaso de la Vega cuando el poeta militar redactó su última
voluntad.
Tocante a «la señora doña Guiomar de Aragón, mujer del señor Pedro Sancho, vecino de la ciudad de
Toledo», se trata del escribano general de los reinos de la Nueva Castilla, Pedro Sancho de la Hoz (1514-
1547), hijo de Juan de Hoz y Juana Sancha, vecinos de Calahorra, y autor de «Relación de la conquista del
Perú escrita por Pedro Sancho, secretario de Pizarro y escribano de su ejército», guardada en la Biblioteca
Peruana, 1.ª, serie, tomo I (117-193), para remitirla al emperador Carlos V (1500-1558).
La documentación revela que el 22 de abril de 1535 Pedro obtuvo premiso para volver a España, se
estableció en Toledo, capital de España (1519-1561), con una fortuna estimada en 50,000 ducados, llegó a ser
regidor de la «Ciudad Imperial» y el 24 de enero de 1539 fue nombrado por «el César», gobernador de las
tierras al sur del estrecho de Magallanes, llamadas Terra Australis, creando así la gobernación de la Terra
Australis.
Al hilo de esto surge una pregunta; ¿conoció el licenciado Juan de Cervantes al capitán Francisco Pizarro en
Toledo?, cuando este fue nombrado el adelantado de la Nueva Castilla, el gobernador y capitán general de la
distancia de 200 Ligas a lo largo de la costa recién descubierta, en concordancia con la capitulación decretada
por Carlos V para la conquista y población del Perú el 26 de julio de 1529.
Antes de terminar, hago especial hincapié en que los nuevos testimonios de la admirable documentalista
María del Carmen son parte de mis dos libros: Documentos del «magnífico Señor» licenciado Juan de
Cervantes, abuelo paterno de Miguel de Cervantes Saavedra, autor del Quijote, que contiene 400
documentos; y de Vida del «magnífico Señor» licenciado Juan de Cervantes, abuelo paterno de Miguel de
Cervantes Saavedra, autor del Quijote, a quien agradezco su ejemplar y excelente colaboración.
En resumidas cuentas, felicito a la magnífica escritora toledana María del Carmen Vaquero Serrano, por
su extraordinario hallazgo de los nuevos diamantes documentales de capital importancia para la biografía del
licenciado Cervantes, esposo de Leonor Fernández de Torreblanca, heredera de una insigne saga de médicos,
la de sus hijos: Juan y Rodrigo, y la de Pedro Sancho de la Hoz, así como para la Historia de Alcalá de
Henares, la Historia de Toledo y la Historia de España. Sin ningún atisbo de duda, dichas perlas
documentales deberían ser puestas en letras de molde para rectificar así los grandes desaciertos en las
enciclopedias, libros de enseñanza y revistas electrónicas. ¡Enhorabuena!
«Laus in Excelsis Deo»,
Krzysztof Sliwa