La búsqueda de la identidad a través de la patria

El Informador
Ivana Lamas
El escritor boliviano, Gabriel Mamani, expresó su deseo de evocar emociones en las y los lectores mexicanos ahora que su novela “Seúl, Sao Paulo” llega a México de la mano de Periférica. “Creo que lo peor es la indiferencia” comentó el autor, al tiempo que añadía que lo único que podía esperar era que el libro provocara sensaciones.
Mamani se define a sí mismo como “Un lector al que la escritura le ha llegado como un complemento de la misma lectura”, puesto que desde niño le gusta intervenir en las historias que leía y distorsionar los finales o, de alguna u otra manera, amoldar el texto a sus imaginarios. “De ahí surge la literatura, de esa necesidad de ficcionar”.
“Seúl, Sao Paulo” comenzó como un cuento en el que el narrador sería Tyson, personaje que termina siendo el foco, pero desde la perspectiva de un protagonista que no tiene nombre y “claro que esto es intencionado, cumple una función algo voyerista, esto de ver al otro y contar lo que hace”; sin embargo, esta realidad se convirtió en una novela. “Elegí contar la historia desde otra perspectiva porque yo soy boliviano, no brasileño, y había muchos choques culturales”.
El proceso de escritura de esta obra inicia con el gusto del autor por escribir crónicas, hasta que en un momento ya no le alcanzaban para contar la realidad que estaba contando. “Había mucho que decir” soltó Mamani. “Escribo lento, ya que me gusta esculpir bien cada capítulo y que produzca sonoridad. Es un texto muy sonoro”, agregó respecto a la gestación de la novela. “Me importa mucho reconocerme en la voz, por ello le doy más peso al cómo escribo que incluso al qué escribo”.
La novela ahonda en la búsqueda de la identidad, las pasiones de la adolescencia, la incertidumbre del futuro y la comparación constante con el otro. “Son varios retazos de experiencias vividas. Siento que tengo una gran deuda con la adolescencia”, replicó Gabriel al cuestionamiento del por qué decidió narrar esta historia desde esta etapa de la vida. Por otro lado, explicó que considera que la patria brinda un gran porcentaje de identidad, puesto que el nacer en un país ya implica vivir bajo esas reglas, con esas costumbres y tradiciones. “Simplemente el pasaporte abre o cierra muchas puertas. Si eres de Latinoamérica, cierra más de las que abre”.
Dentro de los principales retos que enfrentó Mamani fue con el lenguaje, ya que temía autocensurarse; no obstante, optó por ser fiel al lenguaje adolescente y tratar los temas que ellos frecuentan de la manera más orgánica posible.
La obra de “Seúl, Sao Paulo” fue galardonada con el Premio Nacional de Bolivia del 2019.

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