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México es mucho más indígena que hispano, señala Christian Duverger

Agencias
“En mi lectura de antropólogo e historiador que conoce las dos vertientes de la historia mexicana hay que considerar que México es mucho más indígena que hispano y el mestizaje es una práctica indígena. Por eso creo que México podría estar orgulloso de su mestizaje, en lugar de vivirlo como si fuera una culpa y producto de una violencia”, dice el también escritor y divulgador franco-mexicano Christian Duverger.

Entre la exaltación y la objetividad, el autor conversa sobre su reciente novela “Memorias de Hernán” (Grijalbo, 2023), en la que aborda una perspectiva diferente del Conquistador como intelectual, hombre de cultura y padre de familia.

Sentados frente a frente, en la sala dedicada a entrevistas de la editorial Penguin Random House, Christian Duverger ofrece esta postura sobre Hernán Cortés como un cambio de perspectiva ante un tema que todavía le parece un tabú.

“La prueba es que ya no hay ni una línea de investigación sobre Cortés o la Conquista en ninguna universidad del país”, asegura

Desde su perspectiva, conocer los ‘hechos’ es importante porque en México hay una perspectiva despectiva tanto del mundo prehispánico como de la violencia de los españoles que entraron en el territorio. “Entonces hay que matizar los dos lados”, propone.

-¿Cuál es tu intención con esta relectura de Cortés?

“Cambiar la visión que México tiene de su pasado, la visión de la conquista donde los españoles tuvieron la idea de matar a todos los indios y la búsqueda del oro, que es de pura violencia y que se completa con la violación de mujeres y que todos los mestizos son herederos de una violencia inicial, eso no coincide con la realidad. Todos mis libros de historia lo dicen y aquí lo explico por otra vía, la de la psicología de Cortés, su formación cultural y su amor a Malinche, porque finalmente estoy escribiendo una historia de amor”, responde el historiador.

“El sistema de la Conquista es una iniciativa privada, nadie le pagaba a los soldados, ellos se pagan a sí mismos con el saqueo de las ciudades. Carlos V no pagaba a su tropa y por eso hubo los saqueos conocimos. Lo normal, con otra persona que Cortés hubiera sido que todo eso (riquezas) se distribuye, cada quien su lote de oro y se va contento” , continúa.

La fuerza del personaje de Cortés fue su intención de demostrar que había encontrado un lugar de cultura y enseñarlo a otros, no solamente a Carlos V.

“Lo natural era robar la comida en la campaña y violar a las mujeres, etc., pero esa precisamente no fue la política de Cortés. Por eso lucho por imponer una historia más apegada a la realidad y por eso una historia más suave. Eso cambia y matiza mucho la visión de violencia, incultura y barbaridad de Cortés. Es un hombre muy culto que pasó del lado indígena y toda su vida lo enseña”, agrega.

MESTIZAJE.

Una de las intenciones más importantes del autor es ofrecer una perspectiva en la que los cimientos de lo mexicano, lo que permite la continuidad de una nación, no es la necro-política, sino aquellos espacios -en medio del proceso violento que supone una Conquista- donde algunos personajes apostaron por la integración.

“Vale la pena entender que México no nació de la violencia como se ha dicho, sino de la voluntad de Cortés de aceptar una tradición prehispánica y su trabajo no fue de imponer el mestizaje en México porque ya era un país que lo practicaba, su trabajo fue de imponerlo como una cosa absolutamente legal y favorable con la bendición de la alta sociedad española, con la entrada de Martín (su hijo) en la orden de Santiago y la bendición del Papa que naturalizó a sus hijos naturales mestizos”, explica.

A Christian Duverger le parece arriesgado hablar de una invasión española, que en el imaginario colectivo mexicano logró una ocupación a través de batallas, robos y violaciones, porque ‘en realidad’ la cantidad de españoles en el continente era minúscula al principio (entre 500 y mil soldados españoles frente a 25mil indígenas) y los documentos históricos muestran que Cortés estuvo muy apegado al mundo indígena y sus modos.

El antropólogo e historiador indica que en las costumbres prehispánicas, las comunidades nómadas que deseaban asentarse en una ciudad expresaban su deseo al jefe del Altepetl, quien a veces rechazaba, “pero la mayoría de las veces los sedentarios (los ciudadanos) ofrecían mujeres del pueblo para fundar familias y eso era un sistema de integración”,

“Al entrar en México, Cortés quiere solicitar su integración al sistema, lo que es diferente de un conquistador, por eso entra sin ejército, con 500 personas que son hombres solteros para poder beneficiar de la capacidad mesoamericana de ofrecer integración a través del mestizaje”, relata.
Para él se trata de hacer un rescate simbólico del personaje histórico a partir de los elementos comprobables en la documentación histórica y dar una perspectiva de Cortés como alguien que en realidad ayudó a la fusión de dos mundos.

-¿De forma pacífica?

“La palabra pacífica no pienso que aparezca en mi libro. La idea de pacifismo es otra cosa, la idea del mestizaje… me siento muy fuerte respecto a este tema porque es algo que he podido comprobar en los mitos, la acogida dada a los migrantes… es algo conocido y me siento firme”.

“No entro en descripciones de violencia porque no me gusta describir la sangre, no soy negacionista… pero es una cosa tener actos de violencia en el mundo y otra creer que México nació de la violencia. Que hubo violencia en el momento de contacto nadie lo va a negar, es un episodio del contacto pero no el acto fundador. El acto fundador no es la violencia”, reitera.

“El acto fundador viene con las preocupaciones de Cortés de buscar una manera más suave, a través del mestizaje. Para mí, es la aceptación del mestizaje el acto de fundación de México y no lo veo como una fatalidad negativa sino algo positivo, como era la visión de los indígenas prehispánicos”, plantea.

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