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Enrique Flores Amastal Ciudad de México

¡Somos niños o niños hombres!
¡No sé si soy niño jugando a ser hombre
o soy un hombre que sigue siendo niño!
Puedo afirmar que sigo soñando estrellas,
que vivo noches tibias, perezosas,
albas brillantes, días soleados,
cuadernos que contienen sueños,
muchos sueños.
Nada hay más bello que la inocencia,
no de la ignorancia, sino del conocimiento.
Vivo confiado en el ser humano y su nobleza;
la naturaleza habla, grita las verdades eternas
para quien sabe escucharla.
Nos grita para despertarnos y dejar de ser
autómatas de la Matrix.
Seguiré siendo un soñador de la libertad,
la construiré lentamente con las manos,
destruiremos a los controladores,
seremos conciencia del ser universal,
viviremos la realidad de las acciones,
iremos en busca de una nueva oportunidad
de ser uno con el universo,
como los primeros años después del nacimiento.
La esperanza es un canto de gorrión
de aquellos bosques verde esmeralda,
conjuga su soberanía con un arcoíris
que se aleja a la velocidad de los pasos.
Puedo afirmar que soy hombre,
pero pasado un tiempo me descubro niño,
vuelo una cometa multicolor,
y el viento se vuelve mi aliado,
la eleva, la lleva a los cielos,
entonces converso conmigo mismo,
y pienso en la muerte y me digo:
es como volver a casa.

Mis sueños
Volver a los sueños, crisol de realidades,
lugar donde habitas,
ahí te busco y beso tus labios
dulces, igual a mieles vírgenes,
Bella, luces ropajes celestiales.

Enrique Flores Amastal

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