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Enrique Flores Amastal Ciudad de México

ORIGEN Y FINAL
Montes que en origen
fueron lava crepitando.
Lomos de metal ardiente avanzando
en la epifanía de nuestro mundo.
Ahora ven, en silencio,
ese principio y no alcanzo a imaginar
si en ese entonces habría cielo
o si el negro del universo
se presentara frente a nuestros ojos
sin el telón del nuberío y del azul profundo.
Acaso, fuera sencillo observar
a planetas y estrellas
emitiendo señales luminosas para informarnos,
con sus latidos descomunales,
el atroz camino para ser.
Ahora sigo sentado
y me admiro de la quietud de la cordillera
y del verde exuberante que ha recubierto
las otrora masas incandescentes.
SIN DESTINO
Como he corrido, como he tirado por ahí
casi sin ver el camino
sin ver la orilla de mi frente
sin ver el primer rezongo de mi corazón
sin ver las volteretas de una moneda de pista;
el brillo de su estela.
El silencio en una montaña
Las distintas luces en las ciudades
Un gallo con el pico amarrado
La letanía de las muchedumbres
Encadenadas el férreo ardor en sus cuerpos
Por el roce de sus cadenas
El regusto por los alientos que se tocan
El inmenso miedo a caminar sin destino

*Julio Aurrecoechea Acereto, poeta de grandes vuelos, autor de varios poemarios y también integrante de la Pluma del Ganso.

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