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Una Ventana Literaria

Escritora AEPCH: Elenita Díaz Carrión

Un espacio dedicado a la Asociación de Escritores y Poetas Chiapanecos, A.C.

Edgar Colmenares Sol aepchchiapas@gmail.com

El extenso valle de Balun-Canán fue el lugar que la vida me otorgó para llegar a habitar este planeta. Estoy convencida que no me fue designado por casualidad, ya que gracias a ello pude abrevar de todo lo que con generosidad me formó y me hace ser la persona que ahora soy. Producto del sincretismo patente que hace a esa región cuna de expresiones culturales con características excepcionales, nacen mis inquietudes, mis sueños y mis propósitos. En mi tierra natal, se vive el día a día en estrecho contacto con arraigadas tradiciones y costumbres que hacen que, en sus habitantes, tales expresiones trasciendan en múltiples actividades que, por su cotidianidad, pasan casi desapercibidas. Su clima permite la convivencia al interior de espacios tanto públicos como privados; las reuniones familiares, tertulias, festejos sociales y eventos culturales, permiten el desarrollo de expresiones arraigadas en la excepcional cultura de esta región.
Tuve la gran fortuna de tener padres lectores, promotores de esta disciplina, por tanto, mi inclinación lectora se dio de manera referenciada, pero natural. La buena música siempre estuvo presente dentro de las paredes de mi hogar. Así que, no fue extraño que al inicio de mi adolescencia me integrara a la estudiantina de la Escuela Secundaria y Preparatoria. En esta noble institución, cuyo cuerpo docente era de renombrada vocación, hubo la oportunidad de ser encausada junto a mi generación, a la lectura de grandes obras como el “Quijote de la Mancha”, “El Cid Campeador”, “La hora decisiva”, entre las más relevantes que ocupan mi memoria.
El teatro fue otra actividad académica que resultaba muy atractiva para un grupo de jóvenes inquietos, entre los que me contaba; quienes buscábamos ser incluidos en ella, bajo la iniciativa y dirección de todo un personaje: don Óscar Bonifaz Caballero, con quien se implementó la poesía coral “20 poemas de amor y una canción desesperada” de Pablo Neruda. En esa etapa, descubro el gusto por escribir y comienzo a practicar algunas expresiones líricas, más basadas en emociones que en técnica literaria.
Esto se hace costumbre y se van acumulando muchas letras que por su insipiencia permanecen archivadas en algún lugar de mi escritorio. Mi formación profesional se da más por azar que por verdadera vocación. Inicio y culmino la carrera de cirujano dentista por la UNAM; sin embargo, existe en mí una búsqueda incansable basada en la insatisfacción personal.
Por circunstancias ajenas a mi voluntad, regreso a Chiapas y llego a laborar al Instituto Chiapaneco de Cultura, bajo la dirección del Dr. Andrés Fábregas Puig, donde se da un afortunado encuentro con la poeta Socorro Trejo Sirvent, a quien debo mis primeros pasos por el camino de la cultura en esta ciudad de Tuxtla Gutiérrez, lo que sería el inicio formal de mi camino en la actividad cultural y se manifiesta como respuesta a la búsqueda personal emprendida años atrás…

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