Agencias
El telescopio espacial Webb ha captado un análogo infantil de nuestro Sol cuando no tenía más que unas pocas decenas de miles de años y con una masa de sólo el 8% de nuestra estrella.
La protoestrella se ubica en el centro de HH 211, un objeto de Herbig-Haro, categoría que define las regiones luminosas que rodean estrellas recién nacidas, formadas cuando los vientos estelares o chorros de gas que arrojan forman ondas de choque que chocan con gas y polvo cercanos a altas velocidades.
Las imágenes infrarrojas son poderosas para estudiar las estrellas recién nacidas y sus flujos, porque dichas estrellas invariablemente todavía están incrustadas dentro del gas de la nube molecular en la que se formaron, informa la NASA.
La emisión infrarroja de los flujos de la estrella penetra el gas y el polvo que lo oscurecen, lo que hace que un objeto Herbig-Haro como HH 211 sea ideal para la observación con los sensibles instrumentos infrarrojos de Webb. Las moléculas excitadas por las condiciones turbulentas, incluido el hidrógeno molecular, el monóxido de carbono y el monóxido de silicio, emiten luz infrarroja que Webb puede recolectar para trazar la estructura de los flujos de salida.