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Editorial

Corcholatas, los pavorreales de la marcha

La política tiene forma y fondo. A lo largo de muchas décadas, la historia nos ha ubicado en qué parte de ella entramos y quedamos. El Revolucionario Institucional, por ejemplo, desde su nacimiento como el partido en el poder, gobernó e hizo y deshizo durante más de 70 años, pero hoy está pagando las consecuencias.

Es cierto, no todo ha sido malo, ha creado las bases de un sistema de instituciones que hoy rigen la vida social, económica, política y cultural del país, las cuales requieren, como todo, modificaciones para resarcir lo que está mal.

En el fondo, debemos entender que la política tiene su propia misión y su visión a futuro. Conservar el poder a costa de lo que sea ha sido el peor remedio a los problemas de un país en desarrollo. Hoy Morena, a 12 años de su creación, en octubre de 2011, por sus acciones, hace las mismas maniobras que en su tiempo practicó con desfachatez el PRI.

Los malos gobiernos de antaño lo único que hicieron fue cavar su propia tumba. Hoy el otrora poderosísimo tricolor lucha por mantener su registro pues a cómo va, no tarda en que la estocada final se concrete.

Por eso decimos que el tiempo pone a cada quien en su lugar y si Morena está avasallando en su primera década en el poder, debe poner sus barbas a remojar para no verse envuelto en una crisis en la que no pueda salir de ahí.

Quien se equivoca tiene derecho a pedir disculpas y enderezar el camino, y quien no lo hace, en esa soberbia y altanería, podría empezar a tropezar hasta no poder levantarse. Y justo eso es lo que Morena está padeciendo. Está imponiendo su “verdad”, la de sus oponentes no sirve, no funciona, argumenta.

Funcionarios, corcholatas, diputados, senadores, alcaldes, gobernadores y demás seguidores, pareciera que se juntan para vengarse de las diabluras que en el pasado le indilgaron los hoy conservadores, cuando en un 90 por ciento de estos, su pasado los traiciona porque provienen justamente de partidos que hoy son la alianza que ha detenido, si no todos los embates, si los más importantes.

La marcha del 13 de noviembre tuvo un mensaje avasallador que ni no lo quieren ver, se están engañando: no más de los mismo, no más imposiciones. A cada acción del gobierno en turno hay una reacción de los gobernados cuando estos se han dado cuenta que el “león no es como lo pintan”.

Se está a tiempo de abrirse a la pluralidad, al respeto de pensar diferente, pero sobre todo, a dejar atrás la sed de venganza. La del domingo 13 de noviembre fue un movimiento en el que el mensaje fue claro: “acá estamos, las cosas no se están haciendo bien, recapacitemos”.

Por eso la respuesta institucional programada para mañana domingo, a 15 días de distancia, tiene un sello -que por más que se diga como coro de orquesta de que es por la democracia-, de venganza, de intimidación. Esto es muy peligroso y puede desencadenar en una polarización que se infiltrará a otros niveles.

Qué se va a gastar mucho dinero, qué el recurso lo absorberán los pobres, que son el núcleo que estará principalmente en los contingentes para celebrar cuatro años de la Cuarta Transformación, son interrogantes que la ciudadanía tiene la respuesta. A ella no se le engaña en estos tiempos donde impera la tecnología y las noticias están más que inmediatas

Mañana, en la primera fila, estará la futura o futuro presidente de México. La invitación la hizo el propio presidente AMLO y él la encabezará. Claudia Sheinbaum dejará un rato a su futuro esposo en casa y Marcelo Ebrard, el canciller, una vez que se deleite con el partido de la selección mexicana contra Argentina, agarrará el primer vuelo para estar presente. El titular de Gobernación será el tercer invitado especial.

Sorprende que la polémica Jesusa Rodríguez sea la asistente principal a la marcha, por lo que habría que esperar qué sorpresa está preparada. Y no se sorprenda que Gerardo Fernández Noroña, el controvertido diputado y aspirante a la presidencia por el PT, vaya muy atrás de la marcha, asomando la cabeza para que lo vean. De todo esto sólo esperamos que no haya problemas y todo transcurra en paz, como realizada por la contraparte el 13 de noviembre. La de mañana será la marcha de los pavorreales, veremos quién marca la diferencia.

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