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“Alito” se enfila a ser el gran operador político de la oposición

Ahora que se ha hablado de la guerra encarnizada entre el partido en el poder y la oposición, representada principalmente por Acción Nacional, los reflectores no se han enfocado como en antaño en el Revolucionario Institucional. Pareciera que el único instituto político que ha perdido todo ha sido el llamado tricolor.

Sin embargo, no nos hemos querido dar cuenta, contra todos los pronósticos, que las jugadas y estrategias políticas que ha amarrado el PRI le han dado resultado a Alejandro Moreno Cárdenas, quien a pesar de que ha sido vapuleado, no lo han logrado derrocar.

Lo que sí es cierto es que ni la misma gobernadora de Campeche, su acérrima rival, Layda Sansores San Román, pudo doblegar al llamado “Alito” en su programa “Martes del Jaguar”, donde una semana sí y otra también, le sacaba videos editados, según se vislumbró pocos meses después, para desprestigiar al partido, a su dirigente, y sobre todo, derrocar o desintegrar la alianza “Va por México”, integrada por el PAN, el PRI y el PRD.

Tampoco las amenazas, porque todo indica que ahí quedaron, que le profirió el gobierno de la república, hicieron mella en la popularidad del dirigente priista. Tiene mucha razón Alejandro Cárdenas cuando asegura que en estos momentos no hay una normalidad democrática y pese a ello, no lo pudieron tirar desde palacio federal.

En varias entrevistas que ha tenido con algunos medios nacionales, el líder del PRI, quien permanecerá en el cargo hasta agosto de 2024, asegura que la coalición es tan competitiva, que de lograr anexar a sus filas a Movimiento Ciudadano y -en una de esas al partido Verde Ecologista de México, debido a que este último instituto ha sido relegado por Morena-, podrían estar asegurando el triunfo.

Alito ha demostrado que se las sabe de todas todas. Ha logrado vencer tempestades dentro y fuera de su partido. Apenas la semana pasada ganó de forma abrumadora que lo reeligieran en el cargo con 518 votos a favor y sólo tres en contra. El Consejo Político Nacional ratificó la permanencia como dirigente nacional del PRI.

Significa ello que en lugar de generarse división al interior sanó las fracturas que se habían exhibido públicamente. Hoy luce fuerte y como él lo ha insinuado hasta puede sorprender que el candidato de la coalición para el 2024 sea él. Al partido en el poder quizás estén esperanzados de que sea el bueno, porque tendrían, supuestamente, armas para atacarlo, pero, ahí está el peor: Alejandro ha demostrado que lo que le han achacado son puras falsedades.

Independientemente de ello, hoy el líder nacional resultaría el operador político de mayor jerarquía de la oposición. Ha callado bocas, logró imponer a sus candidatos en los gobiernos de Coahuila y el Estado de México y existe la posibilidad de que el triunfo lo refrende “Va por México” en estas dos entidades que servirán como termómetro para las presidenciales de 2024.

El voto de confianza que le dio todo el priismo del país demuestra que se tiene un PRI fuerte, unido, mensaje que deben tomar como ejemplo en el PAN, donde parece que las diferencias internas empiezan a marcarse y podría ser este un problema.

Aunque, a decir verdad, los que se están rompiendo las vestiduras son las corcholatas de Morena, que no se ponen de acuerdo en las reglas del juego para elegir al candidato o candidata, además de que se hace evidente que a la dirigencia del guinda, comandada por Mario Delgado, la sucesión se le está saliendo de las manos.

Marcelo Ebrard y Ricardo Monreal Casaubón, son las dos ovejas negras que salieron respondonas y mantienen una distancia muy visible con Mario Delgado, una situación que si la capitaliza la oposición podría reorientar los votos dudosos que hay en el ambiente político.

En una entrevista con un noticiero por internet, el líder nacional del PRI dijo que Morena empieza a desmoronarse porque su gobierno es un desastre para el país. Sostuvo que los números en las votaciones en 2021 reflejan que el principal objetivo es consolidar la coalición, porque éstas vinieron para quedarse.

Bajo este panorama no nos hagamos los sorprendidos si el dirigente nacional logra, con su tenacidad, experiencia política, y las agallas que ha mostrado, consolidar una coalición que se enfile a recuperar lo perdido no tanto porque hayan hecho algo extraordinario en estos últimos cinco años, sino porque a Morena simplemente no se le da ni sabe gobernar el país.

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