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Sandra, la irreverente, tendrá que demostrar de qué está hecha

Hace unos ayeres, en este mismo espacio, dijimos que la alcaldesa de Cuauhtémoc, Sandra Cuevas, irreverente y entrona, como le gusta a muchos que así sean los políticos, amenazó al frente Fuerza y Corazón por México para que la tomaran en cuenta para ser la candidata a la jefatura de la Ciudad de México o ya de perdida, que la dejaran para reelegirse. Amenazó que lo pensaran muy bien porque ella es una mujer de una sola pieza y en esa condición, podría voltear hacia otro lado.

En realidad, sólo se estaba justificando, pues se le salió decir que los “amoríos” políticos con Dante Delgado ya estaban apalabrados desde tiempo atrás. Sabía de antemano el desenlace y este era que ni el PAN ni el PRI ni el PRD, votarían por secundarla en sus pretensiones.

Su arrojo no les convenía por la sencilla razón de que ser atrabancado no siempre es lo mejor para sacar adelante un proyecto, sobre todo si este era para el estado más importante del país, donde se está en juego mucha política, pero la de altura.

No es que los partidos hayan despreciado su capacidad, pero todo indica que no les gusta la forma en que procede en el terreno a campo abierto y ello, para una ciudad como el centro del país, debe tener gente que tenga la habilidad para pelear, pero con inteligencia, moviendo las piezas del ajedrez para levantar un monstruo como lo es dicha urbe.

Además, en poco tiempo, la joven política jugó con varios actores dentro del mismo frente, para impulsar su candidatura, pero al ver que no sería elegida, optó por dejarse querer por el experimentado Dante Delgado, quien no busca por ningún motivo del mundo ganar la Ciudad de México, porque sabe que no será así, ya que lo que intentará, en esa negociación política bajo el agua que tiene con Morena y principalmente con el presidente Andrés Manuel López Obrador, contemporáneos en la grilla desde que eran jóvenes, es quitarle votos al PRI, al PAN y al PRD, y al mismo tiempo, con ese grueso electoral asegurado por la alcaldesa Cuevas, obtener los sufragios necesarios para engrosar su presencia en el Congreso de la Ciudad de México y en el Congreso de la Unión.

Sin embargo, lo que hay que dejar en claro es que Sandra Cuevas resultó ser igual que todos. Brincó de un partido a otro porque no quiere quedar desamparada, más ahora que es candidata al Senado su arropamiento que le dio Dante fue en realidad una fractura propiciada entre mujeres.

A patricia Mercado no le gustó nada las decisiones internas del dueño de Movimiento Ciudadano, por lo que optó por retirarse como coordinadora de la campaña presidencial de Jorge Álvarez Máynez, y con ello, mandar el mensaje de que la llegada de Cuevas no fue la mejor medida que se tomó.

Tanto caló la llegada a MC que ni el propio Samuel García ni Enrique Alfaro, dos protagonistas del partido y gobernadores de Nuevo León y Jalisco, no han abierto la boca para expresar su postura al respeto, suponemos, para no echarle más fuego a la hoguera.

Quizás deben tener muy presentes las injurias que la alcaldesa de Cuauhtémoc les echó cuando MC se decidió abiertamente defender la política del presidente de México. “Que les quede claro: en la delegación Cuauhtémoc no tienen cabida quienes traicionan a México. Ni Morena ni sus aliados son bienvenidos en el corazón de Va por México”, decía en aquella ocasión como una férrea defensora del frente político a la que se cobijó.

Lo que se checará ahora es ver si Sandra continúa sus diferencias que tiene con la hoy candidata presidencial de Morena, Claudia Sheinbaum, pues no se descarta que su dirigente Dante Delgado, le haya dicho, que, entre sus acuerdos, está el que no haya más injurias hacia esa parte.

Lo que sí ha hecho es lanzarse duro contra el PAN, PRD y PRI, a quienes criticó que no cumplen los acuerdos, que no tienen palabra de honor con “una mujer que fue honesta y que dio resultados”. De ser cierto esto, se verá en su caminar que emprenda para alcanzar el voto el 2 de junio.  Por eso su irreverencia deberá demostrarla con resultados y entonces sabremos si la alianza se equivocó al dejarla ir o hicieron lo correcto.

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