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M de R / Diario de Chiapas

El fenómeno migratorio es una de las características de los procesos de globalización actual, que supera incluso la definición aceptada que sólo describe a la migración como resultado de la falta de oportunidades en países poco desarrollados y la demanda de mano de obra en países con alto nivel económico.

Durante el análisis de los movimientos migratorios, en el programa Economía y Mercados Alto Nivel, que conduce Rafael Castillejos, se compartió la perspectiva de los analistas Juan Roque Flores y Víctor Rumaya.

Al respecto, Roque Flores señaló que la movilización de millones de personas no está ocurriendo sólo por una búsqueda económica “porque estamos viendo poblaciones desplazadas a través de grandes éxodos, que tiene por origen eventos naturales o disturbios políticos en regiones donde las libertades y la democracia están en riesgo”.

Si bien señaló los aspectos positivos de estos movimientos, indicó que la salida de millones de personas también dejó problemas en México, donde el campo ha sido abandonado y hay una insuficiente producción agrícola “además, en lo social, vemos la desintegración familiar que provoca que uno o más de los integrantes deba irse”.

Por su parte, Víctor Rumaya dijo que la migración no tiene por qué ser necesariamente mala, siempre y cuando países como México puedan administrar el dinero que millones de familias reciben, como en el caso de Chiapas, para propiciar un verdadero desarrollo social de aquellas comunidades de donde se han ido tantas personas.

“En el caso de las remesas vemos que el Estado mexicano no ha encontrado la manera de aprovechar este recurso, del que dependen millones de familias; en Chiapas, por ejemplo, hablamos de un monto anual superior a los 12 mil millones de dólares”.

Dijo que este dinero no se incorpora a la economía nacional, porque las familias emplean este recurso para el consumo directo de alimentos, la construcción y la compra de medicamentos.

“En cambio, si se aprovechara bien, veríamos que la llegada de las remesas no sería favorable solo para las familias que reciben el dinero, sino para las regiones enteras donde aún falta infraestructura, servicios de calidad y oportunidades de vida, que no dejen a sus habitantes sólo con la opción de irse”.

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