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Casas tuxtlecas de adobe y teja resisten

Leónides, quien habita en unas de las 800 casas de abobe que hay en Tuxtla, considera que su hogar ha resistido a muchas catástrofes y fenómenos naturales, al ser construida con materiales y técnicas de ingeniería y arquitectura que se fueron adaptado en más de cien años

Ainer González / Diario de Chiapas
Del 21 al 27 de abril, Tuxtla Gutiérrez y otros municipios de Chiapas alcanzaron temperaturas máximas de entre 40 a 45 grados centígrados, derivado de la entrada de la tercera ola de calor del 2024.
El Servicio Meteorológico Nacional (SMN) advirtió la semana pasada a la población, que el ambiente sería caluroso a muy caluroso en diversas localidades del sureste, por lo recomendó refugiarse en espacios frescos, como es la propiedad de don Leónides, un adulto mayor que habita en una vivienda hecha de adobe y tejas, en su natal Tuxtla.
La vivienda del señor Leónides de Jesús Moreno Trujillo, ubicada en el barrio Las Canoitas, es una de las poco más de 800 casas de adobe que aún existen en el centro de la capital chiapaneca; misma que ha resistido a distintas catástrofes climáticas como lluvias y golpes de calor.

UN SIGLO Y CONTANDO
Don Leónides menciona que su familia, una de las primeras en poblar la capital, heredó la arquitectura y ayuda de la cultura zoque, destacando que su vivienda por lo menos tiene un siglo de vida, ya que asegura que su hogar tiene al menos 124 años, posicionándose como una de las mejores edificaciones en el corazón de la ciudad.
“Estas casas fueron construidas… 1900 por ahí, los primeros pobladores cuando venimos por acá, ya estaba la casa, estructuras que estaban hechas a conciencia, cimientos profundos de pura piedra”.
Estas edificaciones están hechas con materiales naturales de la región que no han pasado por procesos industriales, por ello, se dice que son viviendas bondadosas, que no representan un costo exagerado, pero que, además, son lugares frescos en temporada de altas temperaturas, o bien, reconfortantes durante la temporada invernal.
“La teja de barro, lodo y la estructura como madera y está alta”.
Se dice, que incluso la construcción de estas casas en la actualidad, pueden ser hasta un 20 por ciento más económicas, que las construidas con materiales convencionales.
“Al menos un 20 por ciento menos del costo sí hay… tierra hay en todos lados, paja también, hasta la queman, carrizo también, madera”.
Pero además de las bondades de estas construcciones, las casas de adobe ofrecen a Tuxtla Gutiérrez identidad, pues al ser viviendas con más de 100 años de construcción, son la base de la cultura debido a que se comparten saberes dentro de las generaciones, expone la arquitecta-investigadora, Amalia Parra Zebadúa.
“Antes las mismas personas hacían sus casas, se apoyaban entre todos para hacer sus casas… reaprender de estas culturas constructivas ancestrales, que son las que verdaderamente dan respuesta a necesidades climáticas de cada lugar”.
MÁS DE LA MITAD HAN DESAPARECIDO
Con el paso de los años, estas edificaciones a base de adobe se han ido reduciendo, la mayoría al ser propiedades privadas son derribadas y sobre ellas se construyen casas hechas de ladrillos, bloques, arena, grava, cemento, hierro y aluminio.
“Se ha perdido en 20 años un poquito ya más de la mitad de lo que había, sólo en el barrio Santo Domingo y lo podemos extrapolar a todo el centro histórico, más o menos también, de esto te hablo de las viviendas que conservan bastante desintegridad, no completamente porque han habido muchos cambios también en ellas”.
Pero, para que estas viviendas perduren es necesario darles mantenimiento, el cual no es caro y se realiza cada ocho o 10 años, dependiendo de cada necesidad.
“La restauración tiene un promedio de 8 a 10 años, siempre y cuando preparemos la madera con semblantes… un promedio de 65 mil pesos”.
Construir y preservar las casas de adobe, además de la riqueza cultural que ofrecen a cada ciudad, ayuda a la economía de las personas, permite un bajo consumo energético por sus cualidades aislantes, resulta fácil de modificar y muy versátil para las instalaciones de tuberías y red eléctrica, además no deja entrar los ruidos externos y su material sustentable permite la economía circular.

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