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Marco Alvarado/Diario de Chiapas
El destino final de los cubrebocas preocupa a los ambientalistas.
Aunque la población asegura saber qué hacer cuando el cubreboca que usan cumplió su vida útil, miles han sido arrojados en las calles o a orillas de carreteras, y están siendo encontrados en los mares, como ocurre con los envases plásticos de un solo uso.
No es solo que arrojarlos implique un riesgo de propagación del virus SARS-CoV-2, sino que al hacerlo de manera inadecuada, aumentan los elementos contaminantes que están agravando la sobrevivencia de especies y ecosistemas.
Un sondeo realizado entre algunos habitantes de esta ciudad, reveló que la mayoría desecha las mascarillas en basureros públicos, y cuando lo hacen en casa la juntan con la basura doméstica.
Hay quien aseguró quemarlos al final de la vida útil, aunque muy pocos dijeron tener idea del manejo final que deben tener, sobre todo si estuvieron en contacto con una persona enferma.
En algo coincidieron: cada vez se observa más cubrebocas entre los desechos que hay en las calles, algo que calificaron de incultura, suciedad o falta de información.
Al respecto, la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) recomienda que una vez usada la mascarilla se debe cortar en pedazos y ser colocada en una bolsa, a pesar de que esto evita que el coronavirus se propague, continúa reforzando los desperdicios plásticos.
Como opción, el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF por sus siglas en inglés) aconseja no tirarlos en la calle sino en un centro de reciclaje, de lo contrario 10 millones de mascarillas estarían en el medio ambiente cada mes. Aunque en ciudades como Tuxtla Gutiérrez, no hay centros especializados en el manejo adecuado de estas mascarillas, que se suman a las toneladas de basura diaria, y también a los derechos que arrastran los ríos en su camino al mar.
El análisis mundial de la OMS de los desechos de la atención de salud en el contexto de la pandemia de COVID-19, detalló que 87 mil toneladas de equipos de protección personal adquiridos entre marzo de 2020 y noviembre de 2021 terminarán como basura, por eso la importancia del manejo adecuado para no agravar aún más la crisis ambiental en el planeta.

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