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Investigan antiguo crimen ritual

Por la forma como fueron encontradas, se ha teorizado que la estructura formaba parte de la práctica entre los antiguos mesoamericanos

Marco Alvarado/Diario de Chiapas
Es un escenario de muerte que hace una década alertó a los pobladores y autoridades, sin embargo, la continuidad en el estudio hace pensar que, los 150 cráneos encontrados en una cueva que se ubica en el municipio de Frontera Comalapa, fueron parte de un altar con fines rituales, un tzompantli creado hace mil años.
De acuerdo con información reciente del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), el análisis indica que los restos corresponden a individuos decapitados entre los años 900 y 1200 de nuestra era, aunque en un principio se pensó que se trataba de la escena de un crimen moderno.
Como lo detalló este instituto, hace una década una denuncia alertó a las autoridades de Chiapas sobre la presencia de restos humanos en una cueva de la localidad de Carrizal, en el municipio de Frontera Comalapa. Creyendo estar ante el escenario de un crimen, los investigadores colectaron los elementos óseos e iniciaron su análisis en Tuxtla Gutiérrez, y con la colaboración del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) se pudo determinar que las osamentas eran prehispánicas.
Por la forma como fueron encontradas, se ha teorizado que la estructura formaba parte de la práctica entre los antiguos mesoamericanos de decapitar a las víctimas de los sacrificios humanos y conservar sus cráneos en una especie de empalizada de madera para su exhibición pública.
Hoy los antropólogos que han intervenido en la investigación, están más seguros de que el contexto funerario hallado en esta localidad, data de aproximadamente mil años, y que formó parte de un altar funerario.
Al respecto, el antropólogo físico Javier Montes de Paz, investigador del Centro INAH Chiapas, difundió los resultados preliminares de dicha investigación en una conferencia virtual, como parte de la campaña “Contigo en la distancia”, de la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, en la que señaló los factores que apoyan tal hipótesis.
Uno de ellos, dijo, es que, hasta ahora no se ha reconocido un solo entierro completo sino mayormente cráneos o fragmentos de estos, por lo cual se trata de un contexto de numerosos individuos que fueron decapitados.
El segundo factor por el cual Montes de Paz plantea la existencia de un tzompantli es la evidencia de vestigios de varas de madera alineadas, de acuerdo con el registro levantado en la cueva por la entonces Procuraduría General del Estado de Chiapas, en 2012.

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