Obsoleta y dañina para restaurantes, la Ley Seca

Marco Alvarado/Diario de Chiapas
La “Ley Seca” es una medida obsoleta que aumenta el riesgo de clandestinaje y la circulación de alcohol adulterado, y que afecta al sector restaurantero de Tuxtla Gutiérrez, que aún busca recuperarse del parón económico que trajo la pandemia de Covid-19, opinó el presidente en Chiapas de la Cámara Nacional de Restaurantes y Alimentos Condimentados (Canirac), Guillermo Acero Bustamante.
Sobre esta medida, que recientemente se aplicó en la capital el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, el representante del sector restaurantero comentó en una entrevista que se trata de una medida obsoleta, considerada así por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) “vemos que los funcionarios toman decisiones sin base, pese a que hay estudios como los hechos por la Ocde, sobre las prohibiciones y su efectividad, que demuestran su nula efectividad”.
Agregó que se trata de una “narrativa” que tal vez en algún tiempo cumplió una función, pero ya no en la actualidad, especialmente cuando hay un 80 por ciento de informalidad, como sucede con la capital de Chiapas.
“Aquí no funciona porque hay poca economía formal, no estamos recuperados económicamente, y con esta medida solo se abren puertas al clandestinaje y los riesgos que esto conlleva”, destacó.
Comentó que, aunque no comparte esa opinión, hay empresarios del sector que piensan que la aplicación de esta medida representa ingresos económicos para el gobierno de la ciudad, tolerando la venta de alcohol en lugares “clandestinos”, y afectando abiertamente a quienes pagan impuestos y derechos por la venta de este producto.
Bustamante pidió proteger al sector que genera empleo, derrama económica y paga impuestos, por lo que estas medidas son contrarias a la recuperación que necesita Tuxtla Gutiérrez, la tercera ciudad, dentro de 40 en el país, con las mayores tasas de desempleo.
Tan obsoleta es la medida, que cada que se anuncia los supermercados se abarrotan de personas comprando grandes cantidades de alcohol, que en muchos casos luego es revendido en casas y comercios que no están registrados, y esto es lo que molesta a organismos como la Canirac.