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2do debate presidencial: Que ganamos y captamos los mexicanos

Por la Conciencia

Roger Heli Díaz Guillén.

El domingo pasado 28 de abril fuimos testigos los ciudadanos interesados con la vida pública de México y los que tuvimos tiempo de estar frente al televisor un buen tiempo para presenciar el combate, perdón, debate presidencial  que exigía nivel y seriedad de propuestas fundadas y motivadas, innovador como fue anunciado, repitiéndose el formato anterior de insultos que subieron de tono, observando que al concluir se dio paso al “pos-debate” de voceros de candidatas, candidato, politólogos y aprendices de estos, donde se observó la falta de objetividad de los análisis y mesas más difundidas en redes sociales, cayendo en que los tres fueron ganadores, omitiendo pronunciamiento alguno sobre el objetivo del formato de debate, el nivel formativo de los aspirantes; la claridad y sustentabilidad de propuestas y; el papel y tipo de discursos asumidos.

Lo anterior resulta sustantivo al observar que el propio INE y el IEPC en Chiapas definen en acuerdo específico el objeto del debate destacando el intercambio de ideas, no el intercambio de denigraciones personales y de gobiernos en su comparativo; la presentación de sus respectivos programas de gobierno o por lo menos de los contenidos de los temas abordados; la presentación de programas y proyectos fundados y motivados si se plantean como innovadores o bien decir que se dará continuidad a todo lo que ya se viene haciendo, sin realizar una autocrítica que defina la personalidad del nuevo gobierno o presidenta como se vislumbra, cayendo en un formato de cuestionamientos, planteamientos vagos y desconectados de la realidad social multicultural y pluricultural de México que no demuestran conocer en su decir en los dos debates que hemos sido testigos.

Se deja de observar que no existe un criterio en el uso de los tiempos y desvió de atención al fondo de cada tema como es el uso de papeletas que desvían la parte visual ciudadana que no abonan a planteamientos y objetivos de futuros gobiernos y si, se mal utilizan al colocar imágenes y textos para denigrar y dañar la personalidad; en resumen, nada cambio del primer debate, nada bueno obtuvo el ciudadano, aunque el ver la realidad como se conducen nuestros candidatos si es ganancia para valorar el nivel de nuestra democracia que no es exigente de perfiles, formaciones, ascendencia y trabajo social, científico, político, aportaciones y experiencia de gobierno y representación de ciudadanos que aspiran a dirigir el destino de México y nuestro destino social.

Ante las conductas asumidas por los contendientes de consentir el ataque frontal verbal, aun cuando no volteen a ver, alejándose de las reglas del debate confundido con combate verbal de presunciones y de imágenes en su plena manipulación mediática, que refleja el grado de descomposición nacional de la política como lenguaje y conducta que ha entrado al terreno del insulto, violencia verbal, denigración, burla, ataque a la moral, adjetivos calificativos y desprestigio de personas, denuncias públicas de actos de corrupción que el derecho no conoce o no resuelve; que hace necesario urgentemente para el tercer debate que el INE nombre un ARBITRO o MODERADOR que regule las conductas contrarias a la moral, orden y reglas de debate centrado en temas y propuestas gobierno donde el aspirante no asuma rol político, que se asuma como gobernante seguro de sus planteamientos de bien común.

Se dice que en el debate se consintió el ataque frontal verbal porque ningún candidato abonó tiempo y discurso para llamar al orden y objetivo del debate por respeto al pueblo; nadie se detuvo para hacer un llamado al respeto mutuo que es condición para dialogar y disentir sobre un tema de forma madura y profesional; nos llenaron de información sobre temas que ya están inundadas las redes sociales sin aportar mayores datos importantes del quehacer de gobierno que anuncian y sin atender la parte sustantiva integral de los problemas de México y los mexicanos; dejando de abordar temas de derecho como el caso del agua, donde únicamente se ocupan de su disposición y distribución, siendo omisos de los derechos de los pueblos campesinos, indígenas y afro mexicanos dueños de más de la mitad del territorio nacional, donde la constitución les reconoce derecho de propiedad de tierras bosques y aguas. Nadie habló sobre el abandono de las áreas naturales protegidas y sus programas de manejo. Sostienen los aspirantes un desarrollo SUSTENTABLE cuando los objetivos de desarrollo de la ONU de la que México es parte determinan que el desarrollo debe ser SOSTENIBLE.

Hoy más que nunca se hace necesario revisar el formato en que se desarrollan los debates presidenciales sobre los que en publicación previa al segundo debate se daban propuestas de mejora, destacando el papel necesario de un árbitro o mediador que limite y regule la participación de los aspirantes, centrados en los insumos necesarios para el dialogo como son los programas de gobierno y proyectos con los argumentos y ejemplos dirigidos al pueblo. El formato debe erradicar interpelaciones personales, manejo de pancartas o cartones, debiendo ser parte importante la posibilidad de presentaciones en pantalla de ideas que apoyen las propuestas sustantivas expuestas, en tiempos más amplios de cada aspirante.

Los debates presidenciales ante los ojos del mundo reflejan la madures política de México y por lo tanto es orgullo o vergüenza que debemos corregir y/o mejorar según la óptica, empezando por fortalecer el nivel de análisis en medios centrados en mejorar la información incluyente a la ciudadanía, que motive y preocupe a la clase política para replantear la forma en que a los ciudadanos se les habla y se les representa, que hoy en día sin lugar a duda ha mejorado la crítica con una mayor población centrada en la clase media y jóvenes que alumbran la esperanza de contar el día de mañana con una clase política que vea en la ciencia y el humanismo una nueva forma de conducta, preparación y compromiso social.

Esperemos que las críticas que han derivado del segundo debate propicien su mejora regulatoria por parte del INE para finalmente en el tercer debate cada candidato exponga con un mayor tiempo, el contenido y alcances de su programa de gobierno, obligando que en el lenguaje no se pueda hablar a título personal, sino a nivel de proyecto de gobierno y equipo político; que puedan exponer quienes son los hombres y mujeres de sus gabinetes que serán motores para hacer realidad todas las ideas sueltas que exponen y; sustantivamente como piensan que debe intervenir el pueblo en las acciones de gobierno. Mejoremos los debates que justifiquen sus fines y gasto público que en estos se invierte.

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