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Coronavirus Y Economía: El Nuevo Tipo De Crisis

De Aquí Y De Allá

Salvador Monroy Ordaz

@SalMonOrd

Coronavirus Y Economía: El Nuevo Tipo De Crisis

Seguimos sin saber con certeza cuáles serán los alcances y las consecuencias médicas de la pandemia de CoVid-19 a nivel mundial. Hay demasiada variedad en las características poblacionales a lo largo del mundo, así como en las respuestas gubernamentales y las capacidades de sus respectivos sistemas de salud. El mismo virus, a pesar de ser de una familia muy conocida para la ciencia, seguramente tiene sus propias características de potencial de contagio y de agresividad. Los microbiólogos están eso actualmente.

La crisis que parece ser más previsible, hasta ahora por lo menos, es la económica. Y digo previsible por que la duda hasta ahora radica en su severidad y ya no en que si habrá manera de evitarla. A pesar de esta incertidumbre, también se puede prever qué tipo de crisis económica va a ser. Al igual que en las pandemias, su debida atención requerirá de un correcto diagnóstico. La pandemia económica que viene no será parecida a las anteriores más que en sus consecuencias.

Como referencia, tenemos la última gran crisis económica del 2008-2009. Esta inició con una cascada de suspensiones de pagos en créditos hipotecarios en Estados Unidos, que a su vez causaron serios desequilibrios en otros mercados de deuda y con ello el flujo de liquidez se interrumpió para todo el sistema productivo. La solución implementada provino de los bancos centrales y consistió, básicamente, de crear dinero y entregarlo a los bancos para que estos resucitaran estos flujos de recursos hacia el sector privado y, en algunos casos, entregarlo directamente a algunas empresas para que pudieran mantenerse en operación. Fue entonces una crisis de la oferta agregada: la producción de bienes y servicios se vio afectada. En cuanto al diseño del rescate, la mayor crítica que se le puede hacer fue que se atendió las necesidades de las empresas y no tanto de los consumidores.

La crisis del 2020, en cambio, está siendo una de la demanda agregada. No inició por que las empresas tuvieran obstáculos para producir, sino porque los consumidores enfrentan obstáculos para comprar cosas. Los primeros estragos se manifestaron cuando China puso en cuarentena a las poblaciones de sus principales centros manufactureros e interrumpió la exportación de sus productos, y continuó con las cuarentenas impuestas a la población consumidora del resto del mundo.

Este diagnóstico es de suma importancia para diseñar las políticas públicas que podrían paliar los efectos de la crisis. No servirá de mucho apoyar directamente a las empresas pues, repito, éstas no enfrentan por ahora otro problema que no sea el de que el consumo se ha reducido drásticamente por un factor netamente exógeno como es la simple prohibición de salir a la calle a comprar y, en menor medida, la prohibición para sus propios trabajadores de asistir a los centros de trabajo.

Esto no quiere decir que pronto las empresas no requerirán de condonaciones fiscales y líneas de crédito. Pero incluso esos apoyos tendrán un impacto muy limitado si el público se ve restringido en su movilidad, y por lo mismo el apoyo directo a los consumidores tampoco tendría suficiente efecto. Se tratará entonces de equilibrar apoyos, pero tampoco puede quedarse en eso. Se espera que el presidente López Obrador presente al menos un esbozo de lo que será el programa de apoyos económicos el próximo día 5 de abril. Habrá que estar atentos a ello para analizar sus características y, sobre todo, su eventual impacto en Chiapas. Sobra decir que la estructura económica de nuestro estado impondrá algunas condiciones, pero también es posible que nuestra recuperación sea más rápida que en el resto del país. Eso lo comentaremos la semana entrante.

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