El Cristalazo
Rafael Cardona
–¿Cuántas divisiones tiene el Papa?, le preguntó el padrecito Stalin a Churchill cuando en Yalta le sugirió invitar a Pío XII a las negociaciones de paz después de la Segunda Guerra Mundial (IBA).
Muchos años después el Papa Juan Pablo II, tiró el Muro de Berlín ayudado por Thatcher Y Reagan. Ahí estaban las invisibles divisiones acorazas del Vaticano.
Obviamente el papado no tiene armas ni fuerza militar. Apenas unos guardias suizos con uniformes carnavalescos, pero su peso en cualquier parte del mundo occidental es enorme. Eso tampoco lo vio Stalin. Ni siquiera vislumbró el papel del clero en el derrumbe de la Unión Soviética.
Pero sí lo han comprendido los políticos mexicanos, hasta el muy juarista (en apariencia) Luis Echeverría, quien acudió a Paulo VI para buscarle respaldo a su Carta de Derechos y Deberes Económicos de los Estados, a cambio de lo cual los defensores del Estado Laico –como ahora– se doblaron hasta rendirse con el restablecimiento de relaciones con el Vaticano, verdadero fin de la Cristiada.
Hoy las candidatas a la presidencia se disputan la casulla de Francisco, como los centuriones se jugaban a los dados el manto de Jesús, mientras Andrés Manuel elogia el papel entrometido de los cuatro obispos de Guerrero quienes en ausencia de la autoridad política negocian los límites de la delincuencia organizada, tan amiga y fraterna del clan Salgado.
Las candidatas no se jugaron la visita al Papa Francisco con los marfiles en la mano, pero en la carrera, Xóchitl Gálvez le ganó la salida y la partida a Claudia Sheinbaum quien, de acuerdo con el rígido protocolo de faldón negro y catafalco en el velo, no pudo ir a la colina romana con su grotesca falda de falso guadalupanismo.
Pero sea como sea y le sirva a cada quién la entrevista pontifical según su estrategia, bien vale la pena comentar la otra parte, porque si en los tiempos de Lutero, la división protestante se produjo, entre otras cosas, por la venta de indulgencias, es decir, fraudulentos abonos en favor del perdón de los pecados y la consiguiente entrada al reino de los cielos por la puerta trasera, hoy Francisco abre las puertas del despacho y recibe a quien se forme en la fila.
No importa si es un cantante, una vendedora de trenecitos mayenses, como Mara Lezama o un presidente argentino quien le ha llamado demonio imbécil. Todos tienen un lugar en la sacra sala de audiencias.
Pero ahora cambiemos de tema y estilo. Vamos a la voracidad Inmobiliaria y “la fiesta” con ayuda de VJG.
“La Juez (a) Sandra de Jesús Zúñiga, del Juzgado Quinto de Distrito en Materia Administrativa, resolvió darles la razón a todas y todos los que por amor a los toros van a la Plaza México; pero no así a la Asociación Civil de similar nombre cursi que representa jurídicamente el chapulín Jorge Gaviño, de estirpe Mancerista y aspiración morenista:
“Seguirán los festejos taurinos en el coso de la colonia Nochebuena en esta mini temporada del 2024…
“Yo, como hace un par de semanas hice crónica puntual sobre la corrida inaugural y el chusco espectáculo policial de ese día con todo y veganas enjundiosas, consulté con mi conocido, editor de revistas y en algún momento secretario de la Comisión Taurina del entonces jefe de Gobierno y hoy C. presidente de la República.
– ¿De qué se trata?
– Mire usted, dijo:
“No es un tema de corrupción como el chafa Faitelson –que ha andado y gozado en la corrupción futbolística sin mancharse el plumaje, ni reportarla en serio por décadas– grita desenfrenado.
“Tampoco es un tópico de animales sintientes (sic) y sus derechos, aunque don David se encarne en ese estilo de vida.
“Menos un asunto de tradición protegida y afición de “pueblo bueno” honrada en sus ancestrales costumbres festivas; vaya, ni siquiera es respuesta jurídica certera y justa a la vertiente cultural que provoca este espectáculo, desde hace 5 centurias con manifestaciones artísticas desde Goya a Picasso…”
–No, prosiguió el asesor.
“El juego de los amparos contra el predio de la familia Cosío, para que cese el espectáculo taurino en su inmueble, tiene razones menos controversiales o complejas. Basta con advertir que los dos procedimientos contra festejos taurinos se centran solamente en la Plaza México. No en los dominios de don Pedro Haces o en los de la familia Arroyo, placitas ubicadas en la Ciudad de México, donde se celebran novilladas y corridas con frecuencia.
“El origen de los amparos, está en un proyecto de Modernísimo Centro Comercial realizado con donosura y garbo, ya hace algunos años, por el arquitecto y criador de reses bravas Javier Sordo Bringas (Madaleno), para sustituir de la banqueta para arriba, la actual estructura de ‘La Monumental’ por un complejo de locales comerciales y restaurantes, manteniendo el área del hoy ‘numerado’ y el ruedo para realizar espectáculos diversos.
“El proyecto de marras es del agrado del propietario; Sordo y Cosío son cada 5 años, empresarios de la temporada taurina, los otros 5 son Cosío y Bailléres. La Plaza México ha sido recinto hasta hace unos años de concentraciones por el Día del Ejército, de conciertos de todo tipo – “Chente” incluido- y recientemente de encuentros de figuras internacionales del tenis. Todo ello se integra en el proyecto del arquitecto-ganadero.
“Que tal dechado de gracia arquitectónica no contemple las características únicas en el mundo, del inmueble fruto de la visión de don Neguib Simón en su aprovechamiento de los hoyos tabiqueros, pues como cantan los de ‘Elefante’: ¡Qué importa!, así es la vida, de caprichosa…
“Estamos en la era de la cripto moneda y los autos eléctricos que ‘casi’ se manejan solos; aunque pagada, la estructura para fijar los anuncios de toallas La Josefina y Las Brisas, ya no se siente contemporánea, dicen.
“La incipiente cadena de amparos -porque el segundo, el del “amoroso gusto por los toros” de Gaviño, sigue en curso- esa cadena continuará, por el incentivo inmobiliario de darle valor comercial al predio todos los días, no sólo los domingos de corridas y algunos otros días del año, fuera de temporada.”
–Está usted muy conspirador, le dije… Como candidato a exponer, alguna mañana plácida en Palacio Nacional. Si el propietario y el arquitecto son taurinos de larguísima trayectoria, ¿cómo cree?
–No tanto, primero los mueve la ambición crematística; luego, de dientes para afuera, la pasión taurina”.
Y se fue con una admonitoria frase: ya verás.