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La estupidez y (des) lealtad de Barbosa

Letras Desnudas

Mario Caballero

La estupidez y (des) lealtad de Barbosa

Tal vez en alguna ocasión podría usted haber leído de mí el alegato de que no hay palabras estúpidas, sino sólo estúpidos que hablan. Y lo reitero por lo que recientemente dijo Miguel Barbosa sobre los casos de contagio de coronavirus en su estado: “Si ustedes son ricos tienen el riesgo; si ustedes son pobres, no. Los pobres estamos inmunes”. La reflexión de quien se dice gobernador de Puebla es para pegarse un tiro.

En el mundo ya se registran más de 380 mil contagios y 18 mil muertos por coronavirus. Tomando eso en cuenta la afirmación de Barbosa no sólo es de una ignorancia imperdonable, es también reflejo de una irracionalidad que no puede permitirse en un mandatario que es responsable de la vida y el bienestar de más de 6 millones de personas.

Decir que el Covid-19 sólo les da a los ricos es un intento absurdo por minimizar el problema y ser indiferente ante la crisis sanitaria más grande del mundo moderno. Es, en pocas palabras, un mensaje criminal.

Sí, un mensaje criminal. Porque, ¿qué pasaría si los 3 millones 705 mil poblanos en situación de pobreza hicieran caso a la declaración de Barbosa y por ello bajaran la guardia en cuanto a medidas de prevención? ¿Acaso está preparado el gobierno de ese estado para enfrentar una crisis así? Ojalá no sea el caso, pero de suceder el gran culpable sería el propio gobernador.

BARBOSA: PELIGRO

Poco a poco vamos viendo que Miguel Barbosa representa un peligro para la sociedad poblana. Es un político antidemocrático, desleal, oportunista, corrupto e insensible ante el dolor ajeno. Esto último quedó claro cuando dijo que Dios había castigado a Martha Érika Alonso y a su esposo Rafael Moreno Valle (q.e.p.d.) porque -según él- le habían robado la gubernatura en 2018.

Luis Miguel Gerónimo Barbosa Huerta nació en San Sebastián Zinacatepec, una de las poblaciones más pobres de Puebla. Pero no por eso es pobre, tal como se declaró a sí mismo al decir “los pobres estamos inmunes”.

Desde que militó en el PRI, militancia que abandonó en 1994 para sumarse a la campaña del candidato presidencial Cuauhtémoc Cárdenas, fue acusado de corrupción. No obstante, su mayor fortuna llegó siendo parte del Partido de la Revolución Democrática (PRD), al que renunció tras 23 años de militancia, el 3 de abril de 2017.

En 1998 fue nombrado dirigente estatal del PRD en el estado de Puebla. Y de 1998 al 2000, fungió como consejero nacional. Durante ese largo periodo los propios perredistas lo señalaron de ser un cacique que controlaba y lucraba con las candidaturas y los recursos del Sol Azteca.

A mediados de 2018, se dio a conocer que la fortuna que Barbosa Huerta había acumulado durante su trayectoria política ascendía a más de 25 millones de pesos. Se dice que esa riqueza está distribuida en dinero depositado en cuentas bancarias, automóviles de lujo como un Mercedes Benz con valor de 789 mil 900 pesos, además de múltiples propiedades en Puebla y la Ciudad de México, como terrenos, departamentos y residencias. Entre éstas una que le perteneció al presidente Miguel de la Madrid, en una de las calles más cotizadas de la ciudad, Francisco Sosa, en el nada humilde barrio de Coyoacán y por la cual pagó 10 millones de pesos en 2013. ¿Dónde está la pobreza?

Y para ser honestos, ¿de dónde obtuvo el dinero para pagar la suntuosa propiedad si siendo senador de la República (2012-2018) reportó en su declaración patrimonial una remuneración neta anual por un millón 802 mil 381 pesos y que su esposa no registró ninguna ganancia producto de alguna actividad laboral durante ese tiempo? Sí, todo supone que se hizo de esa y otras propiedades a través de actos ilícitos.

En 2017, el exgobernador Rafael Moreno Valle lo denunció de haber pedido moches a al menos seis alcaldes en Puebla por gestionarles más de 400 millones de pesos para 65 obras y proyectos. Esto durante el tiempo que Miguel Barbosa se conducía como dueño del PRD en el estado.

Por otro lado, tiene una demanda penal en la Fiscalía General de la República. El morenista Alejandro Rojas Díaz Durán lo acusó, nada más, de lavado de dinero, enriquecimiento ilícito, evasión fiscal y compra inmobiliaria fraudulenta. Por eso se presume que la inmensa riqueza del “pobre” gobernador Barbosa provenga de moches y de nexos con el crimen organizado.

Aparte de la corrupción está la inexperiencia de Miguel Barbosa en la administración pública y su palpable distanciamiento con la sociedad. En primer lugar, porque nunca había competido en una elección. Aunque antes de ser gobernador había ocupado escaños como diputado federal y senador, ambos los obtuvo bajo la figura plurinominal. Por tanto, el que nunca haya hecho campaña política lo mantuvo alejado del pueblo que hoy gobierna.

Así, pues, ¿puede entonces saber de las necesidades del estado y de las preocupaciones de la gente? Peor todavía, al desempeñar más que puestos legislativos, ¿qué sabe acerca de administrar los recursos del pueblo? ¿Cómo aplicarlos, en qué aplicarlos y para qué? No por nada Aristóteles decía que la política es el arte de gobernar.

EL GRAN ASESOR

Si la falta de experiencia es obstáculo para la correcta actuación gubernamental, ¿qué podríamos esperar de Miguel Barbosa si se hace asesorar por políticos corruptos y desprestigiados como el exgobernador de Chiapas, Juan Sabines Guerrero?

La represión a la prensa, la falta de transparencia en el uso de los recursos, así como la indiferencia hacia temas de suprema importancia como lo es ahora el coronavirus, situación que muestra el gobierno barbosista, tienen la impronta de Sabines Guerrero. Imposible olvidar que durante la contingencia sanitaria del AH1N1, Sabines y su runfla de saqueadores la aprovecharon para llenarse los bolsillos a través de presuntas compras fraudulentas.

La lealtad de Miguel Barbosa hacia Sabines viene desde hace varios años. En aquel entonces, Barbosa fungía como coordinador nacional de la expresión política Nueva Izquierda, que era parte de la corriente encabezada por Jesús Ortega, el descocado exdirigente nacional que inició la destrucción del PRD.

Eran constantes las visitas de Barbosa a Chiapas. En las que Sabines, entonces gobernador, lo atendía a cuerpo de rey. Se dice que éste le entregaba maletas cargadas de dinero salidas del erario de los chiapanecos, con tal de contar con su complicidad en el control del partido.

Por eso no fue extraño que Sabines y su equipo estuvieran presentes y activos en las dos campañas de Miguel Barbosa por la gubernatura de Puebla. Y mucho menos que después de ganar la elección gente como Yassir Vázquez Hernández, por ejemplo, ostenten cargos de alto nivel en el gobierno poblano, obteniendo beneficios y protección al mismo tiempo.

POBRES POBLANOS

En conclusión, es una pena que después de que los poblanos tuvieran a un hombre de visión, a un economista y experto en Ciencias Políticas como lo fue el exgobernador Moreno Valle, sean ahora los conejillos de indias de Miguel Barbosa que, entre su estulticia, expresiones estúpidas y el asesoramiento político de Sabines Guerrero, está destruyendo lo que ya se había avanzado en términos de gobernabilidad, competitividad de estado y desarrollo.

Insisto: es una pena. Sobre todo, porque al parecer la única lealtad del gobernador es hacia los viejos pactos que lo enriquecieron. ¡Chao!

yomariocaballero@gmail.com

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