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Leopoldo Mendívil

LIC. JESÚS RAMÍEZ CUEVAS, VOCERO DE LA PRESIDENCIA DE LA REPÚBLICA:

+Los niños gozarán de una protección especial y de oportunidades y servicios, para que puedan desarrollarse.

Declaración UNICEF

No, Jesús, no se trata del presidente. No, Jesús, no estamos “magnificando todo lo relacionado con la violencia”. No, Jesús, no “son los corruptos los que están enojados”.

Todas las personas que supieron del asesinato de Emiliano, en Tabasco, estamos furiosos e indignados. La muerte absurda e inútil de un niño es intolerable e inaceptable para cualquier sociedad que quiera merecer tal nombre.

Emiliano no es el único caso de homicidio infantil; solo llamó más la atención gracias a las “benditas redes sociales” que dejaron testimonio de su grito desesperado, al sentir que la vida se le iba.

La Red de Derechos de la Infancia en México (REDIM) nos da una radiografía más que triste, porque me temo que, como sociedad y como autoridad, le hemos puesto poca atención.

REDIM empezó a elaborar sus indicadores en 2015. En ese año, contabilizó 767 homicidios DOLOSOS en menores; es decir, muertes ocasionadas intencionalmente y distintas a accidentes. Desde 2017, la cifra rebasó los mil casos; mal, muy mal por la administración peñista. Cuando inició la 4T, la cifra siguió creciendo; en 2019 fueron mil 103 crímenes, hasta llegar al punto máximo en 2022 con mil 111 y disminuir 15 por ciento en 2023.

Pero como van las cosas este año, la situación va a retomar el camino al empeoramiento. Hasta abril, ya han ocurrido 298 crímenes, así que si multiplicas esta cantidad por cuatro, a saber hasta dónde llegará a fin de año. Hablamos, Jesús, de 74.5 menores asesinados por mes y la mayor parte murieron por arma de fuego.

No es mi propósito abrumar a los lectores que nos acompañan con las cifras y que con ello se diluya en una fría estadística la tragedia de la que estamos hablando. Pero sirvan estos números para demostrar que son muchos niños y adolescentes agraviados… Demasiados.

La muerte no es el único precio que pagan nuestros niños y adolescentes. Tan solo el año pasado, se cometieron 37 mil delitos en su contra, de los cuales 20 mil fueron lesiones por violencia tanto familiar como no familiar.

No es solo que la REDIM nos ponga enfrente tan lastimosas cifras. De acuerdo con el Organismo para la Infancia de la ONU (UNICEF), México comparte con Estados Unidos y Portugal los primeros y deshonrosos lugres con mayor número de muertes derivadas de maltrato familiar y no familiar; hablamos de 10 veces más que en el resto de las naciones desarrolladas.

En teoría, México cuenta con un Programa Nacional de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes. Como suele pasar en este país, el diagnóstico de causas y efectos es impecable, además de que fue obtenido mediante foros regionales y nacionales. Los objetivos son loables. Pero a la hora del presupuesto… Para el presente año, el programa cuenta con 979 mil millones de pesos, de los cuales, las Becas “Benito Juárez” se llevan casi la mitad.

Así las cosas, las condiciones de vida de nuestros menores, con todo y dádivas, no es adecuada. Mira Jesús: en números redondos, tenemos 40 millones de menores de 17 años y resulta que con cifras al 2022, una quinta parte tiene carencias de alimentación, aun cuando en esta administración la disminuyó en cinco por ciento; 42.5 por ciento no tiene acceso a servicios de salud; 16 por ciento no va a la escuela y 13 por ciento trabaja.

¿De qué sirve firmar cuanto acuerdo internacional haya por los derechos de los niños si en a práctica los ignoramos? De nada y un poco menos.

Algo está funcionando pésimamente en México, desde las autoridades federales y locales hasta los ciudadanos comunes, pues no estamos cuidando, mucho menos respetando los derechos más básicos de nuestros niños.

Espero que la muerte de Emiliano y de los miles de menores como él, víctimas de la violencia generalizada, no caiga en el archivo de las malas noticias. Que no sea objeto de las frases de aire “No habrá impunidad”, “Se investigará hasta sus últimas consecuencias”, bla, bla, bla.

Por último, dile al gobernador de Tabasco, Carlos Merino Campos, que mejor explique por qué la ambulancia tardó tanto en llegar y por qué Emiliano ingresó al hospital de PEMEX hasta una hora después del suceso.

Por favor, que el gobernador Merino no se haga el mártir con este caso. Con el inquilino de Palacio Nacional tenemos suficiente.

P.D. SOLIDARIA

Mi solidaridad con el candidato presidencial, Jorge Álvarez Máynez, y todo su equipo por el lamentabilísimo accidente sufrido en Nuevo León. Abrazo a la distancia a los familiares de las personas que perdieron la vida.

Colaboró: Upa Ruiz uparuiz@hotmail.com

Lmendivil2010@gmail.com

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