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Desde mi Trinchera

Diego Victorio

Los estragos del COVID-19

Se ve desmejorado, agotado, no solo física sino emocionalmente, y, lo segundo, en la clase gobernante, es sinónimo de inseguridad que, a la postre, mutará a un evidente debilitamiento político.

Cada vez se nota más acotado en sus argumentos, titubeante, incierto. Exhausto.

El director General del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), Zoé Robledo Aburto pierde notoriedad en las conferencias mañaneras y vespertinas, ante un monstruo como el subsecretario de Salud Hugo López Gatell, quien lo ha relegado de los escenarios.

Algo sucede intramuros que, el desahogo de la crisis está haciendo agua, el tratamiento no ha sido el correcto, es el mensaje que proyectan las gesticulaciones, el ceño fruncido, las ojeras de Zoé ante las cámaras.

Zoé Robledo perdió la compostura ante la presentadora de noticias de la cadena “Milenio” Azucena Uresti.

Allá afuera lo desmienten los gobernadores de Michoacán Silvano Aureoles y el de Baja California Jaime Bonilla Valdez.

El batallón de la bata blanca lo tunde a diario, afirman en su parte médico que no hay material preventivo y de seguridad para protegerse del COVID-19, un inerte e inofensivo Zoé acusa de recibido, sin elementos de defensa para debatir.

Sin derecho de réplica, porque cuando intentan hacer uso de ella salen los ofuscados gobernadores a pegarle a mansalva.

Un menguado Robledo Aburto, camina hacia el precipicio sin herramientas ni salvavidas que sean arrojados, desde Palacio Nacional, a la barcaza llamada IMSS que, se hunde estrepitosamente.

Quiero traer a colación unos párrafos de la columna que publiqué el 27 de noviembre del año pasado, donde advertía que una crisis, en mucho menor escala que el COVID-19, sería el eclipsamiento político de Zoé:

“Está supeditado a resultados y, estos son tangibles, medición hecha por la misma sociedad”.

“Lo que quiere decir que su futuro político es directamente proporcional a su desempeño como funcionario”.

“Existe el riesgo que los daños colaterales -provocados por su mala función en el servicio público- sea de consecuencias fatales, políticamente hablando”.

“Hablemos de un punto específico: el desabasto de medicamentos en el Instituto Mexicano del Seguro Social(IMSS), es un cáncer que ahorca a ese ente público”.

“Zoé Roblero Aburto, no podrá hablar de buen desempeño laboral si continúa la carestía de medicinas en los nosocomios del IMSS”.

“Abordar una narrativa triunfalista sin haber abastecido las farmacias del organismo descentralizado, sería una conducta demagoga asumida por el chiapaneco Zoé”.

“Robledo Aburto, está inmerso en una perniciosa cuenta regresiva, tendrá menos de cinco años para cumplirle al Presidente, pero sobre todo a los derechohabientes que, a la sazón, será quiénes lo califiquen”.

Nadie tenía en el presupuesto que en México se desarrollara una pandemia tan agresiva como el coronavirus.

El menos preparado era Zoé Roblero Aburto que, había proyectado su lado flaco ante el desabasto de medicamentos y, su peor versión como administrador ante el coronavirus.

Incluso, Zoé, pudiera ser hasta investigado por los decesos de médicos adscritos al Instituto Mexicano del Seguro Social.

No, no será el desabasto de medicamentos que, es peccata minuta, será el COVID-19 el némesis de Zoé Robledo, pues, la nación se lo demandará. Al Tiempo.

Comentarios Atrincherados

*** Desde el sábado 18 de abril se filtró información de un aseguramiento de presunta cocaína en costas del Pacífico.

Se manejó cifras cercanas a una tonelada de alcaloide incautado, todo extraoficialmente, al parecer por informantes que habían estado en el lugar de los hechos.

Los protocolos de los elementos de la Secretaría de Marina (SEMAR), se burocratizaron tanto que duraron más de veinte horas en poner el cargamento a disposición de un ministerio público federal.

Increíblemente, veinticuatro horas después, sí, un día después del hallazgo de una avioneta y del cargamento de cocaína, la SEMAR informó oficialmente a través de un comunicado la cantidad de droga asegurada, que en nada concuerda con lo que se especuló en un inicio.

Sospechosísmo puro.

*** Según cifras ilustrativas publicadas por el periódico El Economista, el gobierno federal ha reportado en el primer trimestre de este año el aseguramiento de 4 kilogramos de cocaína, una cifra irrisoria comparándola con un trimestre del gobierno de Enrique Peña Nieto, donde se logró incautar 1 mil 331 kilogramos.

Quizá aquí vaya inmersa la respuesta de lo que sucedió el sábado en el poblado de Aztlán, Chiapas. HASTA PRONTO.

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