Reconfiguración energética global en el contexto de la guerra en Ucrania

Ricardo Monreal Ávila

El 24 de febrero de 2022, el Gobierno ruso puso en marcha lo que denominó una “operación militar especial” en el Donbás, como se conoce a las regiones de Donetsk y Lugansk (repúblicas separatistas) en la parte este de Ucrania. El presidente ruso Vladímir Putin señaló que los dirigentes de éstas solicitaron ayuda de su país, debido a la agresión del ejército de Ucrania en contra suya, y que esto lo obligó a actuar sin demora, con base en los tratados de amistad y asistencia, y con la aprobación del Consejo de la Federación (Senado), para utilizar las fuerzas armadas más allá de sus fronteras.

En tal contexto, algunas de las consecuencias que se han derivado de esta guerra han sido el aumento del precio de insumos energéticos, el alza del costo de la electricidad y de la gasolina en Europa y Estados Unidos, entre otros países, así como la posibilidad de una crisis energética mayúscula en el Viejo Continente, ante su dependencia del gas y del petróleo rusos.

Debido a ello, la Unión Europea (UE) se encuentra analizando alternativas para terminar progresivamente con esa dependencia, por medio de tres acciones principales: ahorro de energía, aceleración del despliegue de energías renovables y diversificación del suministro de gas desde otros países, como Argelia, Catar o Estados Unidos.

Sin embargo, estas acciones no están exentas de limitaciones en relación con varios factores, como el periodo de tiempo para su puesta en marcha, su llegada y distribución a territorio europeo, su costo para contribuyentes, nuevas dependencias de suministro de gas, la imposibilidad o negativa de naciones suministradoras de gas y de petróleo respecto al aumento de su producción y exportación hacia el Viejo Continente, así como la intermitencia de las energías renovables.

Entre los obstáculos encontrados, por ejemplo, por el Gobierno alemán para su transición energética se encuentran algunos de orden climático (intermitencia por falta de sol o de viento); otros, como el acaparamiento de tierras (p. ej., para instalar aerogeneradores de electricidad), y algunos más, como el neoextractivismo minero para, verbigracia, la fabricación de paneles solares.

En el caso de las opciones de países analizados por la UE para obtener suministro de gas, es oportuno decir que Argelia requiere mucho de este insumo para su consumo interno, no ha realizado las inversiones requeridas para aumentar su producción, además de que las cantidades de que dispone para venta al exterior son más bien limitadas, como para pensar en la sustitución del gas ruso.

Por su parte, Catar, a pesar de sus importantes reservas de gas, no cuenta con la capacidad de producción de excedentes, por lo que únicamente podría suministrar el que debería de ir a países de Asia, como India y Bangladesh, y que podría ser redireccionado a costos muy elevados a Europa.

Por otra parte, si bien el Gobierno estadounidense se ha comprometido a aumentar en 15 mil millones de metros cúbicos anuales el suministro de gas a la UE, esa cantidad no es suficiente para suplir los 150 mil millones de metros cúbicos anuales que salen de Rusia hacia la UE.

Además, el gas sería trasladado a Europa por mar, lo que incrementaría su costo, con respecto a su transportación mediante ductos desde Rusia. Asimismo, se debe recordar que, para su traslado marítimo, el gas debe ser congelado (licuefacción) y, posteriormente, descongelado, para volverlo a convertir en gas (regasificación). En tal sentido, Estados Unidos deberá aumentar el número de plantas de licuefacción y la UE, de regasificación. Incluso, uno de los inconvenientes que encontrará este suministro es que, por ejemplo, Alemania no cuenta con plantas de regasificación

La guerra en Ucrania provocó, además de la subida de precios de los energéticos, que la UE busque alternativas para sustituir el gas y el petróleo rusos que le son suministrados, como se ha referido. Sin embargo, estas acciones parecen insuficientes.

Este conflicto bélico deja ver también que la reconfiguración energética mundial pasa por el dominio y la no dependencia externa de recursos y fuentes de abastecimiento energéticos, para que un país o bloque económico tenga viabilidad. Veremos si la UE lo consigue.

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