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“Soy un revolucionario. Revolucionario significa que quiero cambiar el mundo” Ernesto Cardenal”

Reflexiones

Fernando Álvarez Simán

 “Soy un revolucionario. Revolucionario significa que quiero cambiar el mundo”

Ernesto Cardenal”

Este martes 3 de marzo en la ciudad de Managua, Nicaragua; falleció a los 95 años de edad Ernesto Cardenal Martínez, uno de los más grandes poetas contemporáneos de Latinoamérica. Ernesto Cardenal fue, además; sacerdote, ávido lector de literatura, ciencia y hombre solidario con las causas más justas.

Ernesto Cardenal Martínez nació el 20 de enero de 1925 en el seno de una familia de clase alta en Granada, ciudad de arquitectura colonial ubicada en la ribera del lago de Nicaragua. Granada fue incluso hogar del también extraordinario poeta Rubén Darío “El príncipe de las letras castellanas” y cuna de algunos de los más brillantes poetas de Nicaragua como Pablo Antonio Cuadra, José Coronel Urtecho, Ernesto Mejías Sánchez, Carlos Martínez Rivas y Joaquín Pasos.

De hecho, al ser descendiente de comerciantes ricos; Ernesto Cardenal sabía que el destino que su familia había elegido para él, era el de ser abogado. Sin embargo, su padre; al ver sus aptitudes para la escritura, lo impulsa a escribir poesía y le permite viajar a México para estudiar todo lo relacionado con las artes.

En Granada realiza sus estudios básicos, trasladándose después a la Ciudad de México en donde en la Universidad Nacional estudia Filosofía y Letras y luego se traslada a Nueva York donde estudia literatura anglosajona. Viajó por España, Suiza e Italia. En julio de 1950 volvió a Nicaragua y empezó a traducir poesía estadunidense, hasta formar una voluminosa antología. Tres años más tarde decidió entrar como novicio a la abadía de Nuestra Señora de Getsemaní en Kentucky, Estados Unidos.

En 1959 abandonó el monasterio para estudiar teología en Cuernavaca, Morelos. Fue ordenado sacerdote en Managua en 1965 y al año siguiente crea en el Lago de Nicaragua, en el archipiélago de Solentiname, (en náhualt: “lugar de muchos huéspedes), la comunidad artística del mismo nombre. Comunidad donde Ernesto Cardenal enseñaba pintura y literatura a los residentes locales.

Ante la dictadura de la Familia Somoza en Nicaragua, los sermones de Ernesto Cardenal eran un espacio lleno de denuncias contra el régimen. En ese contexto, el padre Cardenal terminó siendo un simpatizante más del movimiento guerrillero nicaragüense que comenzaba a aglutinarse en el denominado Frente Sandinista de Liberación Nacional.

Siendo un adolescente, Ernesto Cardenal comenzó a escribir poesía y pronto desarrolló una obra que de acuerdo a los expertos; describe el dolor de la opresión en Latinoamérica y de la trágica historia de Nicaragua; es decir, su poesía guarda un gran sentido social y sostienen que, además; su poesía es profundamente íntima. Ernesto Cardenal escribió varios poemas de amor en donde plasmó sus sueños juveniles.

En 1985 por su apoyo a la revolución sandinista, ser parte como ministro de cultura del gobierno revolucionario y por la acusación de propagar la “Teología de la Liberación”, el Papa Juan II le prohíbe realizar misas y ejercer el sacerdocio. Pero en febrero del año pasado, es decir; 35 años después de la prohibición, el Papa Francisco le otorga la absolución, la cual aún con la salud ya quebrada, Ernesto Cardenal celebra con una misa.

En los últimos años; Ernesto Cardenal se apasionó por los temas científicos como la evolución humana y la astronomía, siempre con la convicción de que todas las maravillas que la humanidad descubría a través de la ciencia terminarían por acercar al ser humano a Dios.

El poeta que México hizo revolucionario

Ernesto Cardenal afirmó siempre: “México me hizo revolucionario. Porque yo pertenecía, en Nicaragua, a una generación de derecha, progresista, pero de derecha. El amor a la belleza me llevó al amor a Dios y eso me llevó a la revolución. Ahora desarrollo mi vocación de poeta, pero una cosa es importante: México me hizo revolucionario”.

Ante la efervescencia social y política en Nicaragua, el padre Cardenal le decía a los líderes guerrilleros que estaba de acuerdo con sus metas pero no con sus métodos, pero ante la dureza de la dictadura de la familia Somoza, pronto, luego de una visita a Cuba; fue un convencido que la única vía posible era la lucha armada. “Mi fe es en Cristo, no en el Vaticano; si el Vaticano se aparta de Cristo, yo sigo con Cristo” eran sus palabras para justificar la lucha que había decidido emprender.

En la década de 1950, Ernesto Cardenal fue parte de un golpe fallido contra la familia Somoza. Ese fracaso político hace que huya y se refugie en la abadía de Nuestra Señora de Getsemaní, en Kentucky, Estados Unidos. Tiempo después el padre Cardenal fue uno de los primeros partidarios del Frente Sandinista de Liberación Nacional, fundado a principios de la década de 1960.

Muchos miembros de la comunidad de Solentiname que el padre Cardenal fundó participaron en el proceso revolucionario a través de la guerra de guerrillas que el Frente Sandinista de Liberación Nacional había desarrollado para atacar al régimen Somocista. En 1977 la Guardia Nacional somocista atacó Solentiname y lo quemó. Ernesto Cardenal huyó a Costa Rica.

El 19 de julio de 1979, al triunfo de la revolución sandinista; Ernesto Cardenal fue nombrado Ministro de Cultura. Su hermano Fernando Cardenal, también sacerdote católico fue nombrado Ministro de Educación. Fue en ese contexto de apoyo al gobierno de la revolución que el Papa Juan Pablo II visitó Nicaragua en 1983 y regañó abiertamente a Ernesto Cardenal, quien se arrodilló ante él en la pista del aeropuerto de Managua. La prensa internacional captó el momento en una fotografía que se convirtió en histórica y que le dio la vuelta al mundo.

El 4 de febrero de 1984, el Papa Juan Pablo II suspendió a Ernesto Cardenal a ofrecer misa por su negativa a abandonar su cargo político. Cardenal siguió siendo Ministro de Cultura hasta 1987, cuando su ministerio fue cerrado por razones económicas.

Ernesto Cardenal dejó atrás su simpatía con el gobierno sandinista en 1994, protestando por la dirección autoritaria del partido bajo Daniel Ortega, el máximo líder de la revolución. Retomó también su trabajo literario y promovió la reflexión sobre el legado de la lucha sandinista para las próximas generaciones.

De su etapa de apoyo a la revolución sandinista solo dice: “Fue una revolución hermosa”. De la etapa posterior con Daniel Ortega aferrado al poder dice: Es el reinado de una “robo-lución”, para describir lo que sostiene es un régimen de mano suave, pero de corrupción generalizada.

La poesía de la fe y la curiosidad innata

Las letras de Ernesto Cardenal expresan sentimientos de amor, crítica social, pasión política y la búsqueda de una vida que espiritualmente sea trascendente. Su poesía es definida como el medio para un mensaje de esperanza porque alienta la transformación del viejo orden en una sociedad nueva y más justa en la que los sueños utópicos y los valores cristianos de los hombres finalmente pueden realizarse.

Por eso, Ernesto Cardenal es considerado uno de los mejores poetas latinoamericanos y sin duda uno de los más influyentes y a la vez controvertidos de su generación. Su trabajo combina asombro por la riqueza y complejidad de la vida, el misterio de su origen; con una sensación de misterio de que algo superior existe.

El padre Cardenal afirmaba que la ciencia lo acercó más a Dios. Por eso sentía una curiosidad infinita por la lectura científica. “La ciencia es un camino más directo a Dios, más que la religión. La religión divide muchas veces a los hombres y la ciencia no”.

Nicaragua se considera a sí misma como tierra de grandes poetas y el lugar del mundo con más poemas por índice per cápita, por ello; otra faceta de Ernesto Cardenal siendo ministro del gobierno, es que buscó lo que llamó la “democratización de la cultura”. Para ello creó talleres de poesía en todo el país. Fue entonces, un gran activista social que logró con ese activismo, una gran repercusión internacional.

Por su poesía, Ernesto Cardenal fue candidato al Nobel de Literatura tres veces, en 2009 recibió el Premio Pablo Neruda de Poesía y fue galardonando con el Premio “Reina Sofía de Poesía Iberoamericana”. Sin embargo, siempre manifestó que le molestaban los homenajes. Prefería las entrevistas, para en ellas plasmar con más calma su pensamiento filosófico y político.

El legado de Ernesto Cardenal para Nicaragua

Un dato curioso y poco conocido de Ernesto Cardenal es que, tanto por parte de su padre como de su madre, lo unía un parentesco lejano con la familia Somoza. Para el padre Cardenal, este hecho era simplemente intrascendente.

Idolatrado en su país, pero también cuestionado por los sectores conservadores a los que pertenecía; el padre Cardenal fue duramente criticado por su apoyo a la revolución sandinista. Cuando el padre Cardenal rompe con el gobierno sandinista, siempre insistió que rompía con el gobierno, nunca con los ideales sandinistas.

Sin embargo; ese rompimiento con el gobierno, le costó persecución política del gobierno sandinista. En el 2017 el gobierno de Nicaragua le notificó a Cardenal que debía pagar una multa de 800 mil dólares por concepto de daños y perjuicios por una disputa relacionada con la propiedad de unos terrenos en el archipiélago de Solentiname. El Gobierno, además, ordenó congelar las cuentas financieras del poeta.

Ernesto Cardenal recibió entonces el apoyo y la solidaridad de la comunidad literaria e intelectual de Latinoamérica. Finalmente, a pesar de que el fallo que obligaba al pago de una indemnización fue congelado, el ataque contra el poeta Cardenal siguió a través de los medios que controla la familia Ortega.

A pesar de la persecución, Ernesto Cardenal tuvo una actividad intensa por todo el mundo, especialmente Latinoamérica. Uno de los momentos que lo hicieron más feliz fue precisamente cuando es notificado que el Vaticano le levantó la prohibición de oficiar misa.

Ernesto Cardenal fue sin duda uno de los más grandes poetas de Latinoamérica. Su obra fue de gran impacto para varias generaciones de nicaragüenses y latinoamericanos. Por grandeza de su obra, incluso se le equipara con otro gran poeta de Nicaragua; Rubén Darío.

Además de la belleza de su poesía, el padre Cardenal fue un hombre comprometido con la justicia social. Es decir, era un hombre coherente con lo que escribía, pensaba y actuaba. Explorador permanente de todo lo humano y divino, el padre Cardenal dejó una huella infinita entre los latinoamericanos y una lección de vida; la convicción de que los sueños forman a la humanidad y que estos sueños es posible concretarlos si somos solidarios. ¡Hasta siempre poeta!

*Docente-Investigador de la Universidad Autónoma de Chiapas

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