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Tres años de gobierno

 

David Gutiérrez Fuentes

Zócalo lleno

Lamento no haber estado al lado de muchos amigos en el Zócalo el pasado primero de diciembre. Desde temprano vi fotos de varios de ellos radiantes subidas a sus redes desde una plaza central que lentamente se llenaba hasta desbordarse en calles perpendiculares como lo muestran diferentes imágenes aéreas del Amlofest. Algunos venían de Jalisco, otros de Oaxaca y en Los Periodistas me enteré que hasta desde Chihuahua llegaron camiones para festejar tres años de gobierno democrático con el presidente elegido por varios millones de nosotros, y el segundo más querido en el mundo.

Existe un ánimo jubiloso que convoca al festejo y llena de odio a la agenda reaccionaria con un calendario anclado en el pasado y una portada que luce una serie de membretes ultraconservadores de viejo y nuevo cuño hermanados por la distorsión de la verdad, el periodismo golpeador y una polarización que fomentan de la cual quieren, inútil y torpemente, culpar al presidente; un mandatario que se expone todos los días a los medios de comunicación para ventilar la agenda pública y que respeta la libertad de expresión como ninguno de sus predecesores lo había hecho, con excepción de Madero.

Las razones del éxito

1. Capacidad de trabajo

La capacidad de trabajo de AMLO es prodigiosa. Ninguno de los presidentes que asumieron el mandato más jovenes que él la tuvo. Eso desde luego es un punto a su favor que nadie podría regatearle. A las siete de la mañana, después de dos horas de labor con el gabinete de seguridad, sale a dar su conferencia mañanera y el avance de los trabajos prioritarios de su gestión. Es una pena que algunos intelectuales confrontados con una realidad que pretenden distorsionar desde la necedad apoyen las mociones de supresión de ese ejercicio útil para la nación.

Desde esa tribuna AMLO responde toda clase de cuestionamientos, se pone los guantes cuando es necesario y hace un buen uso de la ironía cuando sus detractores, teclazo tras teclazo, disparan sandeces como cuando Denise Dresser escribió: “Nos acaban de dar un golpe de Estado.”

El ejercicio es de suma utilidad porque además de ventilarse públicamente muchos problemas de la gestión, se les da salida y en más de una ocasión son llamados a cuentas los propios responsables de las diversas áreas en las que éstos se generaron. ¿Cuándo habíamos visto algo así? La interlocución diaria y directa con el presidente será un ejercicio que tendrá que asumir el próximo representante del poder ejecutivo si no quiere caer en las redes de chantaje de la prensa y de la intelectualidad cortesana cuyas pelucas y mallones blancos aguardan mejores tiempos para lambisconear al mandatario en turno, o hacerse de la vista gorda a cambio de homenajes y financiamiento para sus cacicazgos culturales.

2. Cumplimiento de metas

La mayoría de los proyectos presidenciales se han cumplido con base en cronogramas que a veces se adelantan. El éxito de la campaña de vacunación dejó con la boca cerrada a todos. La frase convertida en etiqueta sobre “el pésimo manejo de la pandemia” regresó a su lugar a todos quienes se comieron esas piedras, entre ellos otro gran promotor del odio: Felipe Calderón. Por cierto, en este mes inicia la dosis de refuerzo para los adultos mayores.

Lo mismo puede decirse de los grandes proyectos como el aeropuerto Felipe Ángeles, el Tren Maya, el corredor interoceánico, la refinería de Dos Bocas, etcétera, contra los cuales hay mexicanos perversos destinando cuantiosos recursos e influencias legales con un poder con altos niveles de corrupción como el judicial, para tratar de detenerlos con un único fin: verlo fracasar, aunque eso nos cueste a todos los mexicanos.

El presidente además se encarga de revisar personal y periódicamente el avance no sólo de los proyectos, sino del manejo eficiente de los recursos públicos para sus programas sociales que una vez más, y sin éxito por fortuna, trató de frenar la oposición reaccionaria en el congreso como tratará de hacerlo con la reforma eléctrica, aunque eso implique poner en riesgo nuestra soberanía energética. Esa oposición, desde la misma cúpula del INE hace todo lo que está a su alcance para evitar la consulta de revocación de mandato. Las máscaras por fortuna desde antes del primer año de gobierno fueron depositadas en el cesto de basura y aunque fallido, el márketing multimodal se resume en un punto: detener a la locomotora. En lugar de desalentarse, al presidente eso le da más fuerza porque, en efecto, se forjó en la adversidad. Conoce todos los rincones del país y no es, como dicen sus adversarios, que siga en campaña en lugar de gobernar, no, llevó su gobierno a todo el territorio nacional y desde el conocimiento de nuestra compleja geografía recorre ahora el país atento a sus necesidades y las de los más desfavorecidos. A mí me cae bien cuando habla de los lugares en los que se detiene a comer o cuando recomienda una fonda o un negocio familiar.

3. Reconocimiento internacional

El presidente de México tiene el reconocimiento de la comunidad internacional y de la mayoría de los mandatarios de todo el planeta sin necesidad de hacer largas giras de trabajo volando hasta con el perico en un costoso avión para tomarse la foto. Algunas glorias autóctonas como Krauze le vaticinaron fracasos, primero con Trump y después con Biden, pero se quedaron con las ganas porque nuestro país a diferencia de otros sexenios no es visto como el patio trasero ni de Canadá ni de Estados Unidos. Tampoco se trata de un mandatario abucheado por nuestros connacionales residentes en el extranjero como lo pudimos comprobar recientemente. Sólo las glorias autóctonas y sus aliados internacionales como Vargas Llosa, lo comparan todavía con Hugo Chávez y salivan acusándolo de populista. Su papel por la injusta distribución de las vacunas empieza a tener eco, y, peor aún, consecuencias que pueden poner en riesgo que, al paso de tantas variantes, de no haber un giro en las políticas internacionales para evitar más desigualdad social a consecuencia del extractivismo neocolonial, en lugar de otra variante la codicia alumbre a un sar cov 3.

4. Disciplina fiscal

Además de tener que pagar impuestos, lo que más les molesta a los empresarios que encabezan el frente anti AMLO es que los tres primeros años de gobierno el país no se haya endeudado.

Conclusión

No es con caricaturas prófugas al estilo de Ricardo Anaya, ni personajes del Yunke, ni juniors hijos del Ancien Régime como la derecha logrará frenar el cambio de mentalidad de la mayoría de la sociedad mexicana.

 

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