• Los usuarios descargan aplicaciones en su teléfono celular sin tener idea de las consecuencias; Dinero, Pop Crédito, Alpha Crédito y Cashbox, algunas de las denunciadas
• Ofrecen créditos que van desde los 500 hasta los 30 mil pesos
• No importa el estatus que el cliente tenga en el Buró de Crédito, transfieren la cantidad solicitada en cuestión de minutos
Marco Alvarado/Diario de Chiapas
Adquirir un préstamo a través de alguna de las cientos de aplicaciones de telefonía celular que hoy existen, es un riesgo del que cada vez más personas se están arrepintiendo.
Estas aplicaciones ofrecen créditos que van desde los 500 hasta los 30 mil pesos, asegurando que, sin importar el estatus que el cliente tenga en el Buró de Crédito, transfieren la cantidad solicitada en cuestión de minutos.
Así le sucedió a una persona identificada como Carlos, quien ignoraba el costo que tendría haber descargado una de estas aplicaciones para pedir diferentes préstamos.
En su caso, cuenta que estuvo comparando las opciones en las aplicaciones Tala Dinero, Pop Crédito, Alpha Crédito y Cashbox, que se encuentran en la tienda virtual Play Store, de Google, las cuales tienen en común que entregan el dinero sin un aval.
Descargó estas aplicaciones en su teléfono y en un par de minutos recibió mensajes vía SMS y WhatsApp, de líneas registradas en la Ciudad de México, Jalisco y Nuevo León.
Es importante advertir que ninguna de estas aplicaciones tiene una representación física, ni oficinas ni personal; son empresas fantasmas que, aprovechando la falta de regulación en internet, defraudan, extorsionan, acosan y amenazan a sus clientes, como Carlos comprobaría poco tiempo después.
“Los requisitos eran muy sencillos: aceptar los términos para descargar la App, dar algunos datos y un número de cuenta, solicitaron un anticipo, y listo. En diferentes momentos obtuve los préstamos que solicité, no superiores a los tres mil pesos, que pagué en tiempo y forma”, recordó.
Sin embargo, semanas después de liquidarlos, comenzó a recibir mensajes donde le cobraban supuestos créditos vencidos que nunca tramitó. Primero, de forma cordial, y después cada vez más agresivos.
La cobranza fue cada vez más violenta, ya que, sin saberlo, estas aplicaciones tomaron el control de su lista de contactos y empezaron a distribuir mensajes donde acompañaban su fotografía con advertencias que lo tachaban de ratero y defraudador. Luego las acusaciones llegaron a otro nivel: lo señalaban despectivamente como portador de una enfermedad e incluso de pederasta y abusador sexual.
Sin saberlo, Carlos permitió que estas aplicaciones tuvieran acceso al directorio telefónico y a su galería de imágenes, a la cámara, al micrófono y al localizador de su teléfono móvil.
Cuenta que, aunque presentó una denuncia por estos hechos ante la Fiscalía General del Estado (FGE) y la Policía Cibernética, le respondieron que poco pudieron hacer, ya que estas redes delincuenciales utilizan más de 100 números telefónicos diferentes que desechan constantemente.
Otro que empezó a vivir un infierno por haber pedido prestados 500 pesos, es un hombre identificado como Ramón, a quien una de estas aplicaciones comenzó a difamar entre sus contactos, con mensajes que advertían que se trata de un “depravado sexual que se dedica a pedir dinero por aplicaciones sin pagar”. En su caso, emplearon este método para atacarlo y pedirle a sus contactos que le avisaran que estaban tras de él, por haber solicitado un préstamo para satisfacer sus impulsos sexuales.
También en este caso, la víctima recuerda que, atraído por la facilidad con la que supuestamente prestan dinero, descargó dos aplicaciones, sin imaginar el costo real del crédito.
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