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Don Juan, hombre dedicado a la fabricación de cestos de carrizo

Marcos Ramos/Jiquipilas

Don Juan Antonio De la Cruz Mendoza, de 70 años de edad, nació en la ‘tierra de las piñas’, Ocozocoautla, pero días después sus padres se fueron a vivir al municipio de Jiquipilas, donde actualmente reside, es padre de siete hijos y es artesano.

Por mucho tiempo se dedicó a las labores del campo, después se fue a Tapachula a una algodonera, su padre le enseñó a trabajar el carrizo y a fabricar cestos, canastos y una serie de artículos con este material, a raíz de que él falleció y desde hace 10 años, en el 2012 tomó la decisión de dejar otras ocupaciones y dedicarse de tiempo completo al oficio que su padre Santiago De la Cruz, le dejó como herencia.

Mientras platicábamos dónde es su domicilio y tiene su taller, en el fraccionamiento Juan Sabines, manzana 9 casa 10 de la calle Cintalapa de este valle jiquipilteco, don Juan nos contó que el problema más grande que tiene para seguir trabajando es conseguir la materia prima, el carrizo. Dijo que su material lo busca en las colonias Absalón, Cristóbal Colón, Benito Juárez, o en Cintalapa, dijo que aparte de batallar para encontrarlo, el otro problema que se le presenta es la transportación, no tiene vehículo y tiene que pagar a una persona para que se lo acerque a su domicilio.

Una vez que ya el material está en el taller, tiene que pelarlo, quitarle una cascarita que trae, después se parte en fibras de diferentes medidas, hay que hacerlo con mucho cuidado porque corta, cuenta.

“El carrizo que yo ocupo debe tener mínimo seis meses de haberse sembrado, menos tiempo no se podría porque buscamos que esté macizo, cada que compro son manojos de por lo menos 100 varitas que en menos de una semana los termino, porque en cada canasto tipo tortillero que hago, se ocupan por lo menos 10 carrizos que se convierten en 16 fibras”, dijo el artesano.

Don Juan nos mostró el proceso que realiza para hacer los canastos más comerciales, al día se hace seis, los vende en 25 pesos cada uno, ya tiene clientes en Tuxtla Gutiérrez, Cintalapa y otros en Jiquipilas. Aclaró que los clientes de Tuxtla se los dejó su padre y le pidió que siguiera su legado y que no dejara este oficio morir.

Mencionó que él hace una gran variedad de productos, si le llevan un modelo en especial, lo hace, también recibe pedidos especiales para recuerdos de bodas, 15 años, bautizos, cumpleaños, y con gusto los hace, siempre y cuando el tiempo y el material le permitan hacerlo, pero no ha podido hacer canastos grandes para piscar maíz, pero por falta de material especial, no ha tenido la oportunidad de surtir ese mercado.

Comentó que de noviembre a febrero son meses buenos, con mucho trabajo, y ahí aprovecha a vender un poco más de lo acostumbrado.

El artesano dijo que a él daría mucho gusto que cuando Dios lo llame, alguno de sus cuatro hijos siguiera su legado, así como él lo hizo con su padre, pero de sus varones, ni uno se dedicaron a esto y él cree que cuando ya muera, ahí se acabaría todo.

Don Juan terminó diciendo que también hace trabajos con bambú, pero que ese material tiene su tiempo de corte, en luna llena y si hace en otro momento se pudre, pero también está muy escaso.

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