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Mastografía para detección de cáncer de mama

Una de cada 8 mujeres

corre el riesgo de padecerlo

l cáncer de mama especialmente en las mujeres es una enfermedad que merece una atención muy importante, requiere una reflexión profunda acompañada del conocimiento de que es una enfermedad presente en nuestro medio, muy peligrosa si se deja sin tratamiento ya que a la fecha sabemos que muere una mujer por cáncer de mama cada dos horas, una estadística sin duda siniestra.

La enfermedad es tan trascendente a nivel mundial que para llamar la atención con respecto a su gravedad y a su necesidad de atención se ha decretado el 19 de octubre como el Día contra el Cáncer de Mama, una fecha que brinda la oportunidad, en el ámbito local e internacional, para centrar la atención en la importancia de la detección temprana del mal para impactar la cifra enorme de mujeres que la padecen y sufren por ello; asimismo, permite que este mensaje produzca un efecto óptimo en la salud pública y haga eco en los ciudadanos, tanto mujeres como varones, niños y jóvenes. Es necesario subrayar que se diagnostica a más mujeres con cáncer de mama que ningún otro cáncer. Se estima que el riesgo de padecer cáncer de mama a lo largo de la vida es de, aproximadamente, una de cada 8 mujeres. Se estima que este año se diagnosticará cáncer de mama invasivo a 252,710 mujeres en los Estados Unidos y se diagnosticará cáncer de mama in situ a 63,410 mujeres. En los Estados Unidos, se les diagnosticará cáncer de mama a aproximadamente 2,470 hombres.

Se calcula que este año se producirán unas 41.070 muertes (40,610 mujeres y 460 hombres) a causa del cáncer de mama.

La tasa de supervivencia de cinco años indica el porcentaje de personas que sobrevive al menos cinco años una vez detectado el cáncer. El término “porcentaje” significa cuántas personas de cada 100. La tasa de supervivencia promedio a cinco años de las personas con cáncer de mama es del 90 por ciento. La tasa de supervivencia promedio a 10 años es del 83 por ciento.

Si el cáncer se encuentra solo en la mama, la tasa de supervivencia relativa a cinco años de personas con cáncer de mama es del 99 por ciento. En este estadio, se diagnostica el sesenta y uno por ciento (61 por ciento) de los casos, en los países desarrollados en los cuales la población acude a controles de detección regulares, lamentablemente en nuestro medio este porcentaje es del alrededor del 10 por ciento de los casos, ¿cuál es la diferencia entre uno y otro? Solamente el darle importancia a la detección temprana de la enfermedad. Si el cáncer se ha diseminado hacia los ganglios linfáticos regionales, la tasa de supervivencia a 5 años es del 85 por ciento. Si el cáncer se ha diseminado a una parte distante del cuerpo, es decir si existe la enfermedad metastásica, la tasa de supervivencia a cinco años es del 26 por ciento. Entre mujeres el de mama es el tipo de cáncer más mortífero en el mundo en desarrollo (324.000 muertes en 2012) y el segundo que más muertes provocó en los países desarrollados (198.000), sólo detrás del cáncer de pulmón.

En este sentido, a pesar de que el diagnóstico de cáncer de mama es un procedimiento multidisciplinario que se inicia con la detección clínica, entre los elementos auxiliares de diagnóstico tenemos que una de las herramientas más importantes en la lucha contra la enfermedad es la mastografía, un estudio radiológico de la mama (con baja dosis de radiación) que permite obtener imágenes de alta resolución que son valoradas por el médico radiólogo apoyado en equipos especiales para valorar áreas de interés específico y coadyuven en la emisión de un diagnóstico.

Si consideramos que para una población como la de Tuxtla Gutiérrez con aproximadamente 600 000 habitantes pudiera haber un riesgo de considerar la aparición de alrededor de 100 casos nuevos por año de cáncer de mama, veremos que en estos casos una vez que sabemos que andan por la calle cuando menos 60 mujeres que pueden tener una lesión en una mama que tiene un riesgo elevado para ser cáncer, entenderemos la necesidad de contar con un procedimiento o una serie de procedimientos que nos ayuden a detectar a estas mujeres en el momento en que se les pueda ofrecer tratamiento curativo. De esta manera entendemos que lo fundamental es que gracias a LA mastografía se detectan lesiones no palpables de mama y se evalúan alteraciones tales como dolor, secreción por el pezón o un cambio en el tamaño o forma del seno, aún en presencia de implantes; por ello, la mastografía juega un papel central en la detección temprana del cáncer, pues puede mostrar los cambios en las mamas hasta dos años antes de que el médico o el paciente los perciban.

Lo recomendable es realizar una mastografía de exploración cada año en las mujeres, a partir de los 40 años de edad; esto porque, de acuerdo con cifras existentes de presentación de la enfermedad, la mastografía ha demostrado que los estudios anuales llevan a la detección temprana de la enfermedad, lo que hace posible que haya mayores posibilidades de curación y se disponga de terapias para la rehabilitación o conservación del busto.

Procedimiento y recomendaciones

La mastografía es un estudio de rayos “X” que se recomienda a mujeres de 40 a 69 años de edad, sin signos, ni síntomas de cáncer (asintomáticos) y tiene como propósito detectar anormalidades en las mamas, que no se pueden percibir por la observación o la palpación generalmente se lleva a cabo a través de un proceso nada complicado: el procedimiento se lleva por una técnica radióloga calificada que coloca la mama en una plataforma especial y la comprime con una paleta, de forma gradual; esto importa porque al disminuir el grosor de la mama es menor la dosis de radiación que se recibe, contribuye a que los tejidos se dispersen apropiadamente para tener una mejor visión de las probables anormalidades y evita posibles movimientos de la mama.

Para que este procedimiento funcione de manera óptima y adecuada se recomienda a la paciente que permanezca inmóvil y además se recomienda contener la respiración por unos segundos mientras se toma la imagen de rayos X, para evitar que resulte borrosa; asimismo, la preparación es esencial y antes de programar una mastografía, se requiere llenar un breve historial clínico que indique el motivo del estudio, antecedentes familiares y personales, así como cirugías previas (si las hubo).

No debe olvidarse que el mejor momento para realizar este procedimiento de exploración es una semana después del período menstrual, además de informar a la radióloga si existe la posibilidad de estar embarazada; también se sugiere tomar un baño el día de la cita y utilizar ropa de dos piezas (porque se descubrirá de la cintura hacia arriba).

Como todos los estudios de imagen, en los que la identificación visual de diversas características diagnosticas es importante, se recomienda -precisamente porque pueden aparecer en el estudio como imágenes dudosas- no utilizar desodorante, talco o loción en los brazos o las mamas el día del examen; además, es necesario describir cualquier síntoma o problema al técnico responsable del examen y, si se ha practicado estudios anteriores de este tipo, es importante tenerlos a disposición en el momento de hacerse un nuevo examen.

De entrada, el inicio de la vida sexual no tiene relación con el riesgo de padecer cáncer de mama, la mastografía se recomienda desde los 40 años de edad porque antes de eso el riesgo estadístico de padecer la enfermedad es bajo y las características físicas de las mamas en la juventud no ayudan al procedimiento.

El dolor es otra cosa, porque para algunas mujeres el procedimiento resulta molesto y, para otras, doloroso; los senos deben ser comprimidos por unos segundos para tomar una buena imagen y, debido a eso, se recomienda que quienes no han llegado a la menopausia, acudan después del décimo día de su ciclo menstrual, para que sus mamas estén menos sensibles.

Por otra parte, este estudio no tiene efectos secundarios, es seguro y la exposición a la radiación es mínima y se dirige directamente a las mamas; asimismo, por lo regular la menstruación no tiene ninguna relación con la toma de las imágenes y, dado que la comodidad es esencial, para hacer el estudio sólo se quita la ropa de la cintura para arriba y se ofrece una bata para cubrirse.

Consideraciones

de utilidad

Hay que tener en cuenta que, aunque generalmente el cáncer de mama se manifiesta en un seno, existe la posibilidad de que la enfermedad se presente en el otro, al mismo tiempo o en el futuro; tampoco es forzoso ir en ayunas, pero sí evitar la mastografía cuando se encuentre en periodo de lactar -las mamas se comprimen- y, por eso, se recomienda en esos casos una exploración clínica de mamas o un ultrasonido (si hay presunción de encontrase frente a un tumor maligno).

Si bien este examen permite identificar imágenes sugestivas de cáncer, no “comprueba” si se padece; las lesiones sospechosas deben ser evaluadas a través de una biopsia, lo que implica tomar una muestra física y analizarla clínicamente, considerando que el diagnóstico definitivo se hace a través de microscopia.

Sin embargo, el estudio de mastografía sí ofrece en una escala de I a V a través de subdivisiones denominadas Birads (un sistema estándar para describir los resultados y hallazgos de las mastografias. Este sistema (llamado Breast Imaging Reporting and Data System o BI-RADS) clasifica los resultados en categorías numeradas de 0 a 6) en base a la probabilidad de encontrarse con un tumor maligno.

Al clasificar los resultados en estas categorías, el oncólogo puede describir lo que encuentran en una mastografía utilizando las mismas palabras y términos. Esto facilita la comunicación precisa entre médicos para agilizar el tratamiento en base a los resultados de las pruebas y el seguimiento de las mismas.

Así tenemos que una paciente Birads-I (No hay ninguna anomalía importante que reportar. Sus senos lucen iguales (son simétricos), no hay masas (protuberancias), estructuras distorsionadas, o calcificaciones que causen sospechas. En este caso, que se considera negativo podemos entender que no se encontró nada malo). no requiere tratamiento oncológico.

una paciente Birads V (Los hallazgos tienen la apariencia de cáncer y hay una alta probabilidad (al menos 95 por ciento) de que sea cáncer. Se recomienda firmemente la realización de una biopsia). Si requiere el diseño de un abordaje diagnóstico terapéutico, desde luego con algunas excepciones.

-Marcaje de mama

Consiste en la localización preoperatorio de un nódulo mediante la utilización de un arpón, el cual se fija en el área de sospecha mediante guía estereotáxica o ultrasonográfica. se realiza por lo general en lesiones no palpables (posteriormente se hace la biopsia, que se maneja a través de una punción en la mama afectada, en la cual se puede dejar el arpón para orientar con precisión la lesión o el área sospechosa y que puede comprobarse con la mastografía de la pieza quirúrgica extirpada).

-Biopsia de mama

Constituye el elemento diagnóstico más importante para demostrar la presencia real y verdadera de un tumor maligno de mama. Puede ser guiada por ultrasonido o por estereotaxia (dependiendo del tipo de lesión) y consiste en la toma de muestra de un “nódulo o masa sospechoso” en el seno por medio de una aguja para ser analizada y así emitir un diagnóstico certero. Representa una mínima invasión y se realiza bajo anestesia local, es seguro y no requiere hospitalización.

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