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Problemas por
disputa de tierras

Ramiro Gómez / Diario de Chiapas
Por duplicidad de certificados parcelarios en 2004 e intereses para vender las tierras a “empresas capitalistas por 22 millones de pesos para construir energía geotérmica por el cráter del volcán Chichonal”, el pueblo zoque de la comunidad Esquipulas Guayabal, Chapultenango, por desplazamiento forzado, desde el pasado 21 de noviembre del año pasado, 35 familias viven dispersos en diferentes municipios del estado de Chiapas bajo la incertidumbre, entre caos, problemas de salud, deserción escolar y migración.
En noviembre del año pasado, un grupo armado de indígenas tsotsiles expulsó de sus casas a los habitantes de esta comunidad fundada en el año de 1950, disputan más de dos mil hectáreas de tierras, lugar donde los líderes encabezados por Moisés Domínguez Bautista, Elías López Pérez, entre otros, pretenden negociar las tierras a las autoridades de la Secretaría de Energía que hace diez años ofreció 22 millones de pesos para instalar energía geotérmica, afirman los desplazados.
Esta es la segunda expulsión que sufren los zoques de sus lugares de origen, la primera por las erupciones del volcán Chichonal ocurrida el 28 de marzo de 1982, quienes dejaron sus pertenencias en Esquipulas Guayabal para refugiarse y buscar salvación de las lavas y piedras del volcán en Ixtacomitán, Rayón, Ocotepec, Coapilla, Tuxtla Gutiérrez y en otros estados como, Tabasco, Veracruz y Guadalajara, ahora fue por disparos, palos y piedras.
A seis meses después de la tragedia provocada por el fenómeno natural –cuentan los pobladores – regresaron a sus tierras en octubre de 1982, encontraron sus viviendas devastadas, inhabitables, montículos de piedras y toneladas de arenas en las calles expulsadas por el volcán durante más de 8 días.
Cuando se enteraron del caos, varias familias decidieron quedarse por tiempo indefinido en los refugios temporales, mientras buscaban apoyos ante los tres órdenes de gobierno para su reconstrucción de su comunidad Esquipulas Guayabal, adaptándose a las nuevas condiciones de vida en casas y espacios ajenos.
Durante años de tregua, los pueblos tsotsiles aprovecharon para invadir y posesionarse de los territorios para construir sus primeras casas e iniciar sus historias en territorios zoques.
“2006 a 2009, los legítimos y originarios del ejido Guayabal, tomamos posesión para recuperar nuestro patrimonio. 2012 la ley nos asiste y se ganó en el Tribunal Unitario Agrario 03”, cuenta uno de los afectados.
Los tsotsiles exponencialmente se multiplicaron, se creyeron con derechos con el apoyo de algunos zoques quienes cedieron sus derechos de tierras.
Teófila, madre soltera con tres hijos, afirma que el problema recrudeció, el día que 4 ejidatarios de Rayón no se presentaron en una reunión en Esquipulas Guayabal, Chapultenango donde tenían que firmar documentos para legitimarse como ejidatarios y confiaron sus derechos a los tsotsiles.
El problema continuó y en 2015 y 2018 entre tsotsiles y zoques celebraron una reunión en Rayón donde desconocían como autoridades ejidales a los de Esquipulas, Chapultenango, y procedieron a nombrar sus propias autoridades, una vez conformada, comenzaron a realizar procesos de demanda en contra de los primeros habitantes de la comunidad mencionada como invasores y despojadores de tierras ejidales a los cesionarios de derechos, hijos, nietos y avecindados.
Por esta situación y el desplazamiento forzado desde el año pasado, Teófila lamenta que su hijo dejó la preparatoria para trabajar en Estados Unidos.
“Quedamos prácticamente en la calle. Desde 21 de noviembre estamos sufriendo con nuestros hijos, mi hijo ya migró a otro lado para trabajar, es menor de edad, ya dejó el estudio porque no tenemos dinero, nuestro trabajo quedó todo allá, hay otro joven que dejó la escuela, ya no quiso estudiar por la tristeza que pasamos, dejaron de echarle gana”.
Por otra parte, reveló que en la cabecera municipal de Chapultenango el pasado jueves por la noche, un grupo armado estuvo intimidando a los refugiados y las autoridades le ceden las calles para operar sin control alguno.
Afirma que la muerte los persigue, y las niñas y niños viven con miedo, ¿mamá aquí nos moriremos?, preguntó uno de los niños desplazados aquella noche cuando un grupo armado estuvo deambulando en Chapultenango, comentó la mamá.
“Por momentos hay desánimo, estamos sufriendo. Ayer hubo intimidación, los tsotsiles llegaron con armas al municipio. Una camioneta roja lo identificamos al dueño es Guadalupe Pérez Hernández de Rincón Chamula. Tenemos esperanza. A veces nos decaemos. Ya tenemos enfermos de presión y diabetes”, expresó Teófila.
La semana pasada personal de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos visitó a los refugiados en Chapultenango, quienes expresaron que el presidente municipal Rubelio Mondragón Aguilar reportó en su informe oficial que “no hay armas, no hay evidencia de violencia, los desplazados ya están en sus casas”, enfurecida expresó una mujer desplazada que vive con sus familiares en Chapultenango.
Expresaron que el delegado de Gobierno de la región Norte, José Luís Morales Nájera, les exigen que desistan de la demanda para arreglar de manera armoniosa el conflicto por tierras, invadidas por tsotsiles de Rincón Chamula.
“No vamos a caer en sus juegos, ellos quieren una salida fácil, que aceptemos que todo está bien, no queremos convivir con los delincuentes, es la vida de nuestros hijos, hijas y el pueblo en general, lo que queremos es justicia, no pedimo

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