José Cancino / Tapachula
Nadie entra y pocos salen, sólo para lo necesario como hacerse de comida o productos para subsistir. Así viven ahora pobladores del puerto fronterizo Talismán, pequeño asentamiento humano de apenas unos miles de habitantes que ha cerrado los accesos a este sitio que permite el paso a Guatemala.
Y es que a falta de interés de las autoridades, los residentes de Talismán decidieron protegerse por cuenta propia.
Justo en la carretera federal que lleva de Tapachula hacia este puerto internacional, en la desviación que lleva hacia el municipio de Cacahoatán, una veintena de hombres custodia y bloquea el paso de vehículo y personas ajenas a este lugar.
El paso ha sido cerrado y sólo acceden vecinos del sector, que también tienen censurada la salida, al menos que sea por motivos de fuerza mayor como compra de medicamentos.
“Nadie puede pasar, queremos evitar a toda costa contagios en esta parte de México, siempre ha sido una frontera desprotegida al paso de drogas, mercancías ilícitas y personas, pero ahora con el coronavirus todos corremos peligro”, señala don Narciso, quien lleva al menos 40 años viviendo en Talismán.
El anciano pernocta en el módulo de revisión que instalaron los pobladores, donde a quienes van a ingresar si son identificados como habitantes, les toman la temperatura y los interrogan respecto a síntomas como fiebre, malestar corporal y otros signos que puedan orientar a que estén infectados del virus de Wuham, que ya ha dado positivo en 70 personas originarias de Chiapas.
