- Jesús Medina asegura que México está lejos de brindar protección a las mujeres por culpa de leyes y autoridades ineficientes
Edgar Castillo / Corresponsal Diario de Chiapas
Tonalá, Chiapas.- En México las estadísticas nos dicen que el año pasado más de 10 mujeres fueron asesinadas cada día, y al menos 6 de cada 10 mujeres ha sufrido algún tipo de violencia de género, dijo Jesús Medina Cigarroa.
Los datos que vemos todos los días sobre la violencia en contra de las mujeres en el país son alarmantes van a la alza y ponen en evidencia la ineficiencia e ineficacia del Gobierno de México y sus políticas públicas para protegerlas.
Medina Cigarroa, explica que es momento de reconocer que en México las mujeres no están seguras en la calle, en las escuelas, en el trabajo ni en sus propias casas, el machismo sigue cobrando vidas y las instituciones se han mostrado incapaces de controlar la ola de violencia que las azota.
La ley general de acceso a las mujeres a una vida libre de violencia, publicada en el 2007, trajo a nuestro orden jurídico grandes innovaciones en cuanto a proteger derechos humanos de las mujeres y juzgar con perspectiva de género, permitió la creación de instrumentos jurídicos en las entidades federativas y dotó de presupuesto para la creación de instituciones, sin embargo, en la práctica, la protección a las mujeres es un tema político.
Y en política, hubo grandes retrocesos al eliminar políticas públicas enfocadas a la equidad de género, como por ejemplo las estancias infantiles, lo que obligó a millones de mujeres a dejar de ser económicamente activas, retrocediendo en el tema del empoderamiento de la mujer, altamente relacionado con la independencia económica.
Debemos aceptar de que nada vale que en el país se promulguen leyes que garanticen a las mujeres una vida libre de violencia si las instituciones no están preparadas para su cumplimiento.
Jesús Medina Cigarroa, un chiapaneco experto en la materia de los nuevos sistemas de justicia en México, señala que día con día podemos constatar, en el ejercicio de nuestra profesión, que la corrupción nos rebasa, vemos que los fiscales supuestamente especializados en temas de género, prefieren sacarle la vuelta a las denuncias y con todo descaro intentan convencer incluso con amenazas a las víctimas de no presentar denuncias contra su agresor, no hay asesores jurídicos suficientes y las que dependen de instancias especializadas en la protección de la mujer son elegidas sin considerar si tienen el perfil profesional idóneo lo que provoca un estado de indefensión para las víctimas.
Por último, el primer paso para cambiar algo es reconocer el error, “hoy es tiempo que admitamos que nuestra educación machista está matando mujeres, y que la corrupción del gobierno es cómplice de lo que pasa”, concluyó.
