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Los perros sí se parecen a sus dueños… y ahora podrían compartir hasta la diabetes

Perece ser que los perros sí que se parecen a sus dueños, y es que las personas que conviven con un can con diabetes tienen más probabilidade desarrollar diabetes tipo dos es dque los que viven con uno sano. Por el contrario, este riesgo no ha sido detectado entre los propietarios de gatos y sus mascotas.

Este estudio, publicado en la edición navideña de ‘The BMJ’, apoya la opinión de que los dueños de perros y sus mascotas pueden compartir ciertos comportamientos de salud.

Son ya algunos los análisis que sugieren un vínculo entre la adiposidad (sobrepeso u obesidad severa) en las personas y sus perros, lo que sugiere que los dos podrían compartir comportamientos de salud como el nivel de actividad. Sin embargo, hasta el momento no se había investigado el riesgo compartido de diabetes en las personas con perros, gatos y mascotas.

Para abordar esta brecha de conocimiento, investigadores con sede en Suecia y el Reino Unido se propusieron ahondar en este tema, a través de los datos del seguro de atención veterinaria. A partir de aquí, identificaron 208.980 parejas dueño-perro (175.214 dueños y 132.783 perros) y 123.566 parejas dueño-gato (89.944 dueños y 84.143 gatos) desde el 1 de enero de 2004 hasta el 31 de diciembre de 2006.

Esta información se vinculó a los registros sanitarios y de medicamentos de Suecia para identificar los casos de diabetes tipo 2 en los dueños de perros y gatos y la misma enfermedad en sus mascotas durante un período de seguimiento de seis años (del 1 de enero de 2007 al 31 de diciembre de 2012).

La tasa de este tipo de glucosuria durante el seguimiento fue de 7,7 casos por 1.000 personas-año en riesgo en dueños de perros y de 7,9 casos por 1.000 personas-año en riesgo en dueños de gatos. Mientras tanto, la tasa de diabetes en las mascotas fue de 1,3 casos por 1.000 años de perro en riesgo y 2,2 casos por 1.000 años de gato en riesgo.

Tener un perro con diabetes se asoció con un 38% más de riesgo de diabetes tipo dos y el riesgo de desarrollarla también fue un 28% más alto en los perros con un dueño que tenía dicha afección.

Las posibles explicaciones de estos hallazgos incluyen comportamientos de estilo de vida compartidos, como los niveles de actividad física y los hábitos dietéticos de ambos sujetos que afectan el riesgo de diabetes. Una menor concordancia entre el dueño del gato y la actividad física del gato podría ayudar a explicar la ausencia de un riesgo de diabetes compartido en las parejas dueño-gato.

Sin embargo, los investigadores concluyen con que es posible que los perros con diabetes «sirvan como centinelas para los comportamientos de salud diabetógenos compartidos y las exposiciones ambientales».

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