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Lo ignoto

Existen muchos escépticos en relación a los fenómenos extrasensoriales, y yo los comprendo, porque, así como existen personas con facultades reales, existen también infinidad de charlatanes que desvirtúan con su actuar la posibilidad de la aceptación entre nosotros.

Los escépticos piden pruebas irrefutables para ser convencidos, pero también hay que reconocer que cuando las tienen enfrente no las aceptan.

Soy de las personas que me niego aceptar que sólo lo que veo o siento existe. Creo en los intangibles, empezando por el amor y siguiendo por todas las emociones internas que habitan al ser humano, como la ternura, la inteligencia, el llamado sexto sentido o intuición, la compasión, la tolerancia, en fin, muchos de los atributos que nos habitan son intangibles, solo nosotros sabemos que los llevamos dentro, nadie más los ve físicamente, pero ello no quiere decir que no existan y sobretodo, creo que somos poseedores de un espíritu que aunque no lo alcanzamos a ver, en alguno como quien esto escribe bulle como un volcán.

Soy de quienes creen que nuestros sueños son soñados por nuestro espíritu. Porque hay que preguntarse: ¿Quién es el que sueña? ¿Quién es el que viaja a lugares desconocidos, conoce gente que nunca antes vio, vive experiencias novedosas, tiene emociones, sensaciones y aún premoniciones?

Para mí es nuestro espíritu. Y ¿quién es el que en estado de vigilia nos inspira ideas novedosas que jamás pensamos realizar? Para mí, es mi espíritu.

Acepto vivo y gozo todo lo que veo o experimento, pero siento mucha curiosidad por saber que hay más allá de lo que veo y siento y,

para ello cuento con una intuición y sensibilidad interior que me grita constantemente que siga adelante y trate de descifrar algo de los grandes misterios.

El misterio que circunda a cosas o personas siempre ha atraído la atención de los humanos de forma natural y por ello hay que estar alertas para no caer engatusados por vivales.

La principal comprobación de que los intangibles están latentes en nuestras vidas es el amor en la pareja, cada una de ellas tiene sus propios códigos. Algunas personas quieren estar siempre juntas. A otros les viene bien la lejanía y los reencuentros porque en realidad es la mente, el sentimiento, la imaginación, el amor a pesar de la distancia o el tiempo lo que mantiene unida a la pareja.

Es decir, son los intangibles los que cohesionan la unión y no sólo la presencia física. Y es igual con nuestros seres amados que han partido, que están en otra dimensión. Por ello, esos lazos de amor jamás pueden ser destruidos. En realidad, jamás deja uno de extrañarlos, de ensalzar su recuerdo, de recordar su amor, sus bromas y su compañía. Yo siento como si estuvieran aquí escribiendo conmigo. No por dejar de existir en la tierra se deja de existir en otros planos desconocidos para nosotros.

Ahora bien, el más grande de los intangibles son nuestras propias creencias religiosas. No vemos a la Divinidad, pero la mayor parte de los seres humanos volteamos incesantemente hacia ese gran misterio en búsqueda de respuestas y apoyo para superar nuestros problemas.

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