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“Paseo” de reos, una bomba de tiempo

  • La salida constante de reclusos del penal de Villa Comaltitlán para citas médicas, tensa la situación en carreteras de la frontera sur

José Cancino / Corresponsal Diario de Chiapas

Tapachula, Chiapas.- ¿Qué pasaría si un día cualquiera, como en las películas de acción, emboscaran a policías para el rescate de un peligroso criminal?
La incógnita peliculesca no está lejos de ocurrir en el sur de Chiapas, donde a diario reos que han sido trasladados y recluidos en el Centro Federal de Reinserción Social (Cefereso) número 15, son movilizados de este penal en Villa Comaltitlán a Tapachula para recibir atención médica o realizar algún procesamiento judicial.
A lo largo de más de 58.6 kilómetros, policías federales y miembros de la Guardia Nacional “echan un volado” y se juegan la seguridad propia y de ciudadanos que circulan por la carretera federal Tapachula-Tapanatepec, la ruta más transitada en el sureste mexicano.
El traslado de reos lleva efectuándose, por lo menos, cuatro años en condiciones peligrosas y sin los s protocolos necesario de seguridad.
Incluso, el sistema de penales en México dictamina que cualquier prisionero en las cárceles del país, ya sea de adolescentes o adultos, debe recibir la atención médica al interior de dichos centros de reclusión.
Apunta que sólo en caso de una hospitalización de emergencia o alguna cirugía, los reos deben ser canalizados y salir de dichos inmuebles.

Paralizan tránsito carretero

En Tapachula y la región ocurre todo lo contrario. Durante la ida y vuelta en el traslado de prisioneros, los gendarmes impiden en todo momento avanzar de manera fluida por esta carretera federal.
“La Costera”, como habitualmente se le conoce a esta “lengua de asfalto”, condiciona la circulación de automovilistas cuando se traslado de reos se trata.
Impiden y entorpecen la circulación de vehículos y personas que utilizan el sistema de transporte público. Además, los puntos aledaños a esta vialidad, son el escenario exacto para que, quiera que no, en cualquier momento se desate una operación criminal y embosquen a los uniformados para el rescate de reclusos.
En distintas ocasiones, la barra de abogados de Tapachula, así como otros sectores empresariales, han emitido su postura en torno a esta práctica diaria que pone en riesgo la vida de cientos de ciudadanos.
Pero lejos de encontrar soluciones a esta problemática social que brota de forma intermitente y preocupa a la sociedad, los traslados son más recurrentes en esta carretera y calles de la mancha urbana de Tapachula.

Saturado

El Centro federal de Readaptación Social (Cefereso) número 15 de Villa Comaltitlán, mantenía una población de mil 135 reos hasta el cierre de agosto de 2020, según datos de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana.
A través del departamento de Prevención y Readaptación Social, la dependencia informó que están disponibles mil 385 espacios para convictos que sean procesados en la entidad o que vengan de otras partes del país.
Es decir, dicho centro penitenciario localizado en la carretera Costera, tenía capacidad de población carcelaria para dos mil 520 personas.
Sin embargo, desde 2021, al menos cinco traslados masivos de reos se dio desde distintos puntos del país, entre los que destacan El altiplano y el Penal Federal de Puebla, este último programado con varios traslados hacia Villa Comaltitlán, debido al incidente en el cual fue localizado un bebé muerto al interior de dicha cárcel.
La preocupación de la iniciativa privada en la frontera sur, deriva que a esta cárcel han arribado peligrosos reos adheridos a grupos criminales y del narcotráfico, lo que representa un serio riesgo para la seguridad ciudadana.
Hasta entonces el penal federal de Villa Comaltitlán es una bomba de tiempo, que todos esperan no explote.

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