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Cómo un ciudadano común puede contribuir a evitar el cambio climático

El tema del cambio climático suena desde comienzos del siglo XIX. época en que se originó la preocupación de modificaciones en el paleoclima, al tiempo que se reconoció la existencia del efecto invernadero (CCPY, s.f.). Con el paso del tiempo, la problemática ha sido altamente debatida por adeptos y detractores. Hoy día, el compromiso para detener el avance del cambio climático es asumido por gobiernos, ONGs, activistas independientes y gente común.

Tomar acciones para restaurar el planeta es imperante, más aún cuando es sabido que en 12 años el calentamiento puede superar los 1,5ºC. (sobrepasando los parámetros preindustriales), esto según datos de BBC News Mundo, 2021. Ahora bien, ¿qué podemos hacer, desde nuestra cotidianidad, para ayudar a combatir este flagelo? A continuación, algunos de los cambios que podemos aplicar.

6 Iniciativas de responsabilidad ciudadana para parar el avance del cambio climático

La conservación del planeta es trabajo de cada uno de sus habitantes. Así que no hace falta pertenecer a un grupo de activistas para revertir el cambio climático. Los siguientes actos, realizados de manera consciente, contribuyen en gran medida a la solución:

1.      Informarse para educar a otros

La información sobre el cambio climático abunda, sobre todo en internet. Así que una buena idea es empaparse de los datos que suministran sitios especializados en el tema, para luego compartir con los demás. A través de las redes sociales se puede divulgar contenido veraz y preciso. Para ello, utilizar un grabador de pantalla y un editor de videos resulta ideal, ya que aportan resultados profesionales al momento de explicar estadísticas, por ejemplo.

También es de ayuda crear redes de compromiso ambiental a nivel comunitario. Estas pueden desarrollar actividades de reciclaje, ahorro energético, manejo de desechos sólidos y evitar la tala y quema, contribuyendo así a generar grandes cambios.

2.      Ahorrar energía

El uso de electricidad en la vida diaria es un hecho, como también lo es utilizarla irracionalmente. Como consecuencia, se produce un aumento en la liberación de dióxido de carbono, generando así un desequilibrio en el medio ambiente. En páginas webs como AQUAE Fundación se recomiendan las siguientes propuestas:

  • Utilizar bombillos de bajo consumo, puesto que estas lámparas fluorescentes ayudan a disminuir hasta 45 kg de CO2 anualmente.
  • Evitar dejar la PC y el televisor en stand by, ya que el consumo energético es de 40%.
  • Desenchufar todo artefacto electrónico cuando no se están utilizando, de lo contrario aumenta el consumo eléctrico.
  • Ubicar las neveras y congeladores lejos de la estufa para evitar calor, y, por ende, un mayor consumo de energía. Además, no guardar comidas calientes también es positivo.
  • Reducir, reutilizar y reciclar son los tres pilares infalibles de la sostenibilidad. Sobre todo, tomando en cuenta que reciclar al menos la mitad de los desechos que se producen en casa se traduce a un ahorro de 730 kg de dióxido de carbono, aproximadamente.
  • Aprovechamiento de la luz natural.
  • Mantener el grifo abierto solo lo necesario, y reparar toda fuga de agua.
  • Utilizar en menor grado papel aluminio y toallitas húmedas.

3.      Minimizar el uso de coches propios

Esta alternativa ayuda a disminuir la emisión de gases que generan el sobrecalentamiento del planeta. De hecho, países como España tienen ley para evitar el avance del cambio climático, al punto de plantear que para el 2040 los autos que funcionan con diésel y gasolina no sean comercializados. Ante esto, el 63% de la población pide que para 2035 se deje de lado el uso de vehículos de combustión (El País, 2021).

La propuesta que se mantiene ante una medida tan abrupta es el implementar como ley el uso cotidiano de bicicletas. Los automóviles eléctricos y el transporte público, trenes, o trasladarse en patines e incluso patinetas también son opciones viables.

4.      Consumir menos carne

Esta medida ayuda significativamente a que el calentamiento global esté a 2 grados por debajo. ¡Cómo es posible esto?, simple: al liberar la tierra del ganado y darle uso para cultivos que equilibren el ecosistema, las emisiones de dióxido de carbono se reducen. Inclusive, los agentes contaminantes que se generan del sector agropecuario pueden minimizarse en un 60% (Información, 2022).

De dicho portal también se extrae la siguiente aseveración: “… las tierras de cultivo podrían regresar a su estado natural, capturando 100.000 millones de toneladas de CO2, que equivale a unos 14 años de emisiones totales de la agricultura”. Ante la situación, los expertos recomiendan consumir mayoritariamente verduras, frutas, pollo y cereales. Con esta decisión se gestiona mejor la tierra provocando estabilidad bioenergética, y se evita que la seguridad alimentaria sea impactada desmesuradamente.

5.      Conservar bosques

Un ciudadano común siempre tiene el deber de dejar los lugares que visita mejor de lo que los encontró. En este sentido, al visitar bosques y pulmones vegetales en general su comportamiento debe estar orientado a evitar toda actividad que genere incendios (Sostenibilidad para todos, 2019). Incluso, recoger las botellas de vidrio y depositarlas en los lugares adecuados es vital para prevenir riesgos de quema por la acción del sol.

Además, la vida de los bosques es más duradera frente al cambio climático cuando la flora se conserva intacta. Es decir, el hombre no representa una amenaza de contrabando de especies exóticas, por ejemplo. Por otro lado, plantar al menos un árbol se traduce a una gran contribución, en virtud de que su existencia significaría la absorción de 1 tonelada de dióxido de carbono.

6.      Pedir a los gobiernos mayor compromiso

Sí, el ciudadano de a pie está en el derecho de exigirle soluciones efectivas a los gobernantes para preservar los ecosistemas locales. En este aspecto entra el manejo óptimo de todo tipo de desecho sólido, y, por supuesto, la puesta en práctica de energías renovables (BID, 2016). Los gobiernos también deben estar comprometidos en ampliar —a todos los sectores del país— los proyectos de las “3R” (reutilizar, reciclar y reducir).

Cada acción, por pequeña que parezca, suma al avance de ciudades más sostenibles. Por consiguiente, el cambio climático pierde fuerza y la esperanza de vida del planeta aumenta, sobre todo para las generaciones futuras. Las alternativas están presentes, solo hay que aplicarlas con consciencia.   

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