Roger Heli Diaz Guillén Chiapa de Corzo, Chiapas
Marzo es un mes en que el corazón de la naturaleza se llena de alegría y esperanza de vida, porque el mundo y quienes dirigen su rumbo y forma de desarrollo, decretaron recordar como fecha de nacimiento y cumpleaños a la flora y la fauna, el bosque y el agua, sin recibir regalo alguno, en la esperanza de alcanzar la conciencia humana, social y política de quienes gobiernan y se sirven de estos componentes biodiversos, estableciendo la ONU el 3 de marzo co- mo el Día Internacional de la Naturaleza, el 21 de marzo como Día Internacional de los Bosques y el 22 de marzo como el Día Internacional del Agua, observándose que en Chiapas estas celebraciones no llevó más que a vincularlos con la importancia de evitar incendios.
Dada la importancia del tema por la vida, bajo la consideración que los días internacionales que la ONU ha decretado tienen justificación y sentido de reconocer el daño que en el último siglo hemos ocasionado a la tierra y su biodiversidad, resulta ético y humano observar primeramente a la instancia responsable de engrandecer y aplicar en su dimensión integral el contenido de cada ente que se celebra, como en este caso a la naturaleza, su flora y fauna; los bosques y selvas; y el agua, que hoy es tema de seguridad nacional y de reformas necesarias en la constitución, así como de promulgación de una nueva Ley del Agua a partir de los dere- chos de la nación, pueblos, ejidos y comunidades reconocidos en el artículo 27 constitucional, desde 1917.
Los gobiernos como responsables, no tienen un marco normativo que regule las responsabilidades en las celebraciones internacionales, siendo observable que los gobiernos municipales en Chiapas, en lo general no realizan actividades y acciones, mucho menos disposición de presupuesto, siendo nulos su consideración en los programas de gobierno que registran ante el IEPC; que es un reflejo de lo que sucede con este tema en el gobierno del estado, del que por ejemplo, en el mes de marzo -de cuyas tres celebra- ciones comentamos- no existe evi- dencia de actos y acciones de gobierno en el tema, más que declaraciones del gobernador en eventos donde exhortó a evitar incendios que dañan el medio ambiente.
Ante la obligación asumida por México ante un organismo internacional -de lo que deriva necesariamente responsabilidades de los tres niveles de gobierno- la actuación de los gobiernos se traduce en omisión por la existencia de un vacío normativo y ausencia de decreto que regulen las celebraciones internacionales, que se expresa en una falta de perspectiva cultural que cada celebración conlleva, omitiendo su vinculación transversal, necesaria hoy en las acciones de gobierno.
Trabajemos en una cultura por la vida, en el marco de la educación comunitaria que se basa en los patrimonios culturales y naturales de los pueblos y comunidades como ejes rectores hoy de la educación en México, a partir de la conciencia convergente con el bien común, basado en la existencia de la biodiversidad, cuidado de la tierra y el agua.
La cultura por la vida es un tema de voluntad de gobiernos y sociedad que se sustenta en la educación, municación e información integral horizontal.
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