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El beso romántico importado del Este pudo extender el herpes labial en Europa

Agencias
La cepa del virus que está detrás del herpes facial y labial tal y como lo conocemos surgió hace unos 5.000 años y, según un nuevo estudio, la posterior expansión de esta infección en Europa pudo coincidir con la llegada de una práctica cultural nueva importada de Oriente: los besos románticos y sexuales.
Los resultados de la investigación dirigida por la Universidad de Cambridge se publican en la revista Science Advances y los investigadores lograron, primero, descubrir genomas antiguos del virus del herpes (VHS 1) y, después, secuenciarlos por primera vez.
Los autores recuerdan que las últimas investigaciones sugieren que la cepa del virus VHS-1 detrás del herpes facial tal y como lo conocemos hoy surgió hace unos 5.000 años. Posiblemente el aumento de las transmisiones permitió que esta se impusiera a todas las demás.
No obstante, describe un comunicado de la citada universidad, el herpes tiene una historia que se remonta a millones de años, y las formas del virus infectan a especies que van desde los murciélagos hasta los corales.
“El mundo ha observado cómo la covid-19 muta a un ritmo rápido durante semanas y meses. Un virus como el herpes evoluciona en una escala de tiempo mucho mayor”, afirma Charlotte Houldcroft, coautora del estudio y miembro del departamento de Genética de Cambridge.
El herpes facial se esconde en su huésped de por vida y solo se transmite por contacto directo, por lo que las mutaciones se producen lentamente a lo largo de siglos y milenios.
“Tenemos que hacer investigaciones profundas en el tiempo para entender cómo evolucionan los virus de ADN como este”, afirma la investigadora, que agrega que “anteriormente los datos genéticos del herpes solo se remontaban a 1925”.
Sin embargo, a pesar de su prevalencia actual, los ejemplos antiguos de VHS-1 fueron sorprendentemente difíciles de encontrar.
Tras examinar muestras de ADN antiguas de unos 3.000 hallazgos arqueológicos, el equipo consiguió localizar el herpes en los restos de cuatro individuos a lo largo de un período de mil años (del siglo VII al XVII), y extraer el ADN viral de las raíces de los dientes.
El herpes, detallan los autores, suele brotar con infecciones bucales: al menos dos de los cadáveres antiguos padecían enfermedades de las encías y un tercero fumaba tabaco.
Al comparar el ADN antiguo con las muestras de herpes del siglo XX, el equipo pudo analizar las diferencias y estimar una tasa de mutación y, por consiguiente, una cronología de la evolución del virus.

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