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Frases de Benedetti acerca de la muerte

Frases y pensamientos
Argentina
NdelE. Hoy se cumplen 13 años de la muerte del célebre escritor uruguayo Mario Benedetti; para recordarlo, compartimos fragmentos del texto publicado por frasesypensamientos.com.ar esperando que nos haga reflexionar:
El magnífico escritor uruguayo Mario Benedetti nos dejó numerosas frases sobre la muerte, pero sobre todo las reflexiones que de ellas surgen acerca de qué es morir realmente.
Compartimos esta increíble selección de frases del extraordinario Mario Benedetti que nos hablan de la muerte y también de la vida y de lo más valioso en ella: la capacidad de disfrute.

  • A veces pienso qué haré cuando toda mi vida sea domingo. La tregua
  • Me jode confesarlo, pero la vida es también un bandoneón.
  • Después de todo, la muerte es solo un síntoma de que hubo vida. Rincón de Haikus
  • Una cosa es morirse de dolor y otra cosa morirse de vergüenza. Poemas de otros
  • Los delirantes pasamos al lado de la muerte y le hacemos un guiño. Vivir adrede
  • Todos tenemos que morir, pero lo horrible es saber cuándo acabará la cosa. Gracias por el fuego
  • Lo malo de la realidad y también de la poesía, es su punto final. Como este. Vivir adrede
  • En la guarida estamos casi a salvo. Nadie puede matarnos. Salvo la muerte, claro. Vivir adrede
  • Hay una especie de reflejo automático en eso de hablar de la muerte y mirar enseguida el reloj. La tregua
  • Las fintas del amor duraron tres: dos años para creer que nos queríamos y solo uno para convencernos de que no. Recuerdos olvidados
  • Lo que uno quiere de verdad, es lo que está hecho para uno; entonces hay que tomarlo, o intentar: en eso se te puede ir la vida, pero es una vida mucho mejor… La tregua
  • La muerte se está vengando siempre de nuestras vacilaciones; la vida se compone de 3 etapas: vacilar, vacilar y morir; la muerte en cambio, no vacila frente a nosotros. Gracias por el fuego
  • Basta de navegar en el olvido. Basta de bendecirnos en la lluvia. Basta de no ser nadie. Basta de que el placer nos desconozca. Basta de convivir con la derrota. Basta, carajo. Vivir adrede
  • La intención subterránea, es seguir existiendo después del fin. Y a esos efectos tanto sirve la existencia de un hijo como la de una cicatriz. Después de todo, también el hijo es una cicatriz. Gracias por el fuego
  • No te rindas, por favor no cedas, aunque el frío queme, aunque el miedo muerda, aunque el sol se esconda y se calle el viento, aún hay fuego en tu alma, aún hay vida en tus sueños. Porque la vida es tuya y tuyo también el deseo, porque cada día es un comienzo nuevo, porque esta es la hora y el mejor momento.
  • ¿Cómo querernos más? ¿Cómo saltar las vallas de la indiferencia? No quiero esperar a los velorios para valorar a mi gente cercana. Es cierto: la muerte está dentro de la vida. Pero la podemos mandar de vacaciones, ¿no? Trabaja tanto, que bien se las merece. Y no la echemos de menos, de todos modos volverá, y cuando vuelva nos tocará en el hombro. La borra del café
  • Se sentó a mi lado, en la cama. “No tengas vergüenza de llorar. Hace bien. Elimina toxinas. Por eso las mujeres vivimos más que los hombres. Porque lloramos más”. Su sabiduría me dejó pasmado. Sin embargo, saqué cuentas: el viejo no lloraba casi nunca y mamá sí, y sin embargo ella, a pesar de todas las toxinas que había eliminado, se iba a morir antes que él. De esta deducción no le dije nada a Rita, nada más que para no desanimarla. La borra del café
  • (…) La pasé muy mal, me amenazaron de muerte, me separaron de mi ciudad, de mi mujer, y sólo por algún azar me fui salvando, pero no por hacer concesiones. Yo hubiera preferido no tener que recurrir al exilio, y sin embargo, en cierta forma el exilio me ayudó. Por un lado, empezaron a interesarse por mis libros, me hizo ser más conocido y eso hasta me permitió un alivio económico. Además, he aprendido mucho de la gente que fui conociendo en los diferentes países donde tuve que vivir. No de los gobiernos, porque de ellos no se aprende nunca nada, pero de la gente sí. Es como un fenómeno de ósmosis: uno le da a ese pueblo que lo recibe lo mejor que tiene y ese pueblo le devuelve cosas a uno.
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