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La filantropía corporativa en México

Lilia Ma. Calderón/Las Margaritas, Chiapas lcalderon2009@hotmail.com

La filantropía no reviste las mismas formas en el tiempo; si bien lo que permanece constante es el objetivo de socorrer a las diferentes clases de miseria social, los cambios residen en los objetos de ayuda, la finalidad, los métodos y los contenidos de la acción filantrópica. Si se realiza una pequeña revisión histórica, se destacan las ayudas a las escuelas, las misiones religiosas, la ayuda a hospitales y sociedades religiosas, las ayudas a comerciantes en ruina, el apoyo a amas de casa pobres, asistidas, y a mujeres jóvenes. Las limitaciones del papel del Estado fueron alicientes para la filantropía durante el siglo XVIII, lo que dio como resultado una serie de capacidades propias.
Hacia principios del siglo XX, las transformaciones en el marco institucional para la asistencia pública en países como México, prosperaron en el mismo sentido que lo hacía el Estado. Este comportamiento es muy marcado en los periodos asistencialista y desarrollista, sobre todo en las ayudas a los trabajadores y a la educación local, cubriendo las ineficiencias del Estado. El reconocimiento de la responsabilidad social empresarial, surge hacia fines del siglo XX en los inicios de la filantropía globalizada, cuya promoción central se deriva de la ONU.
La filantropía educativa se mantiene por sobre todas las ayudas, al igual que los apoyos a la salud. El apoyo comunitario se otorga por distintas vías con el fin de reducir la pobreza y ayudar a sectores marginados. Las acciones que menos intervención representan están enfocadas a la vivienda y atención por desastres naturales. Los programas de desarrollo empresarial no son aún sobresalientes y las donaciones directas y a través de la Iglesia también se mantienen como una práctica común entre las empresas, sobre todo cuando los miembros mantienen afinidades religiosas.
Otro aspecto que llama la atención, es una creciente participación de las fundaciones de empresas mexicanas en países latinoamericanos y europeos. La penetración de los programas de filantropía, acompañados de una estructura específica (fundaciones), se lleva a cabo de manera aparentemente simple: exportando los programas que ya operan en México o extendiendo las actividades de las fundaciones centrales de las empresas mexicanas hacia otros países.
El gran pendiente es que el Pacto Mundial, que haría efectiva una política de responsabilidad social corporativa, no se sigue al pie de la letra. Por otro lado, hay que anotar que son pocas las empresas que realmente llenan el reporte de seguimiento; esta situación se presenta a pesar de que las empresas que cotizan en bolsa, están obligadas a difundir el informe de buenas prácticas y que lo lógico sería avanzar en la presentación del reporte global para la sumarse completamente al Pacto Mundial. Por lo anterior, vale la pena hacer consideraciones en este sentido, pues una forma de avanzar en la responsabilidad social empresarial en México, debe ser la búsqueda de un mayor número de empresas comprometidas con buenas prácticas.

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