• Spotify
  • Mapa Covid19

Óscar Wong

?Ciudad de México

?Octavio Paz refiere que la imagen es un recurso contra el silencio. Acaso por lo mismo, los preceptistas sentenciaban: “El verso vive de la metáfora”. La metáfora no puede considerarse como un simple artificio estético, un recurso decorativo sonoro-semántico, sino como una estructura fundamental del poema: integra el estrato sintáctico o estilístico y determina el significado. Se sustenta en la transformación, en la alteración de la sustancia verbal. Por eso el símil, la metáfora, modifican el sentido, trastocan significados; son imprescindibles para calificar y cuantificar la emoción, la atmósfera del poema. La fanopea de que habla Ezra Pound (Cfr. “El arte de la poesía”), irrumpe determinando su sentido visual, sus posibilidades semánticas, sus esquemas novedosos, los signos que van desde un hálito simbólico, estético.

?Cuando la sesión o clase es presencial, se juega a las adivinanzas. Una medialuna horizontal, de color rojo, puede ser una canoa, una sonrisa, unos cuernos. Agregamos, abajo, otra, de color verde e incluso le marcamos puntos negros a la zona roja. Resultado: una rebanada de sandía. Entonces recordamos que la poesía no es más que un dibujo con palabras, como hizo Tablada:

?Del verano

?roja y fría

?carcajada:

?rebanada

?de sandía”.

El dibujo logrado se encierra para armar al sonriente señor Verano. La fanopea se visualiza.

?Si utilizamos la primera estrofa de “Piedra de sol”, de Octavio Paz, podemos entender el mecanismo:

?“Un sauce de cristal, un chopo de agua,

?un alto surtidor que el viento arquea,

?un árbol bien plantado mas danzante,

?un caminar de río que se curva,

?avanza, retrocede, da un rodeo

?y llega siempre:

    un caminar tranquilo…”.

?Iniciamos advirtiendo las sílabas tónicas y escandiendo cada verso, considerando sinalefas, hiatos, etc., para reconocer que los versos son endecasílabos. Tienen métrica, pero no rima, por lo tanto son versos blancos. Se considera, también, la anáfora en los primeros cuatro versos.

?Luego observamos las imágenes. La sonoridad expresiva del primer verso puede asombrarnos. Aquí inicia el juego de las comparaciones. Si lo visualizamos como una fuente o un manantial, podemos asumir que la fuente es el sujeto y de inmediato agregar la partícula como o cual; por lo tanto, la línea enunciativa queda así:?“La fuente es como un sauce de cristal”. Al utilizar con la partícula como o cual, logramos un símil o comparación. Pero la línea es muy larga. Si eliminamos al sujeto y la partícula, se consigue la identidad, la metáfora: un sauce de cristal, un chopo de agua.

?La fuente ya no es “como” un sauce. Se vuelve “un sauce de cristal”, de lo que podemos derivar que la metáfora viene de un símil, de una comparación.?Quienes soslayan esta función expresiva de la lengua, es porque han perdido la capacidad de imaginar (el logos socrático se impone), de advertir la función lúdica del lenguaje. Si ejercitamos la fantasía creadora y buscamos analogías en todo lo que nos rodea, podemos gestar imágenes y metáforas con facilidad.?A manera de ejercicio, podemos trabajar de la siguiente manera: se le pide al alumno, o al tallerista, que cierre los ojos y observe su mente y visualice la luna. Cada luna es particular. A qué se parece la luna. Es prudente compararla con un objeto concreto.

?La luna es cómo

?y en la línea que sigue agregar la semejanza:

?un plátano luminoso que cuelga de la noche, por ejemplo.

?Una moneda fosforescente, un globo que flota, etc.

?Al principio puede dificultarse, pero a medida que el juego continúa, se entra de lleno al principio de identidad, a la metáfora propiamente dicha.?Otro ejercicio podría ser la imagen del árbol. Cada participante tiene un árbol particular. A qué se parece este árbol, sería la interrogante. Entonces empezamos por el enunciado:?El árbol es como…

?A lo que se agrega nuestra relación analógica. La metáfora deviene de una comparación, no hay que olvidarlo. Se puede completar la oración:?“lengua verde que emerge de la tierra”

?Un endecasílabo excelente, acentuado en “e”.

Compartir:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *